El muro de Willy Caballero

En momentos complicados, siempre es conveniente tener un seguro de vida. Grandes equipos se han construido en base a un delantero y a un portero que marquen la diferencia. El Málaga puede asegurar desde hace un par de temporadas que cuenta con un portero de dicho calibre. Willy Caballero, el muro que defiende las redes malaguistas, se ha erigido como el principal valor del club de Martiricos ahora que la plantilla empieza a notar el cansancio. Los hombres de ataque tardan más en bajar y la plantilla que antes apenas concedía una ocasión por partido, ahora se ha tenido que aferrar a la figura de su portero, y este ha respondido con creces.

Willy Caballero, el hombre del encuentro en el Reyno de Navarra, llegó a Málaga a pesar de que parecía que su fichaje nunca se iba a cerrar. Primero, Juan Ramón Muñiz fue quien lo tuvo en cartera para traerlo mientras él fue entrenador del conjunto blanquiazul y Willy se exhibía en el Elche semana tras semana. Rubén Reyes, periodista ilicitano de Onda Cero, habla de él como "un emblema del club". "En pocas temporadas se convirtió en el activo más valioso. Incluso sonó como sustituto de Almunia en el Arsenal. A las dos temporadas ya era capitán y se veía que había portero para años. Era un jugador cercano, siempre hablaba de lo agradecido que estaba al club y a la ciudad, de hecho conserva su casa aquí y viene de vez en cuando. A nivel deportivo, la Segunda se le quedaba pequeña y lo demostraba año a año, salvando al club con sus paradas. Se le recuerda como uno de los mejores porteros que hemos tenido", afirmó.

Llegó el jeque Al Thani y con él, grandes posibilidades a la hora de dar un salto de calidad pero un nulo acierto a la hora de reforzar, especialmente, la zona de la portería. Llegaron Galatto y Rubén; el primero, precedido por el secretismo desde su llegada, con una supuesta lesión oculta. Toda esta situación desembocó en la búsqueda desesperada de otro portero, a pesar de que Arnau también estaba en la plantilla, y fue entonces cuando llegó Rubén. La primera vuelta del campeonato llegó y el equipo rozaba los puestos de descenso. Deportivamente, ninguno de los tres guardametas había convencido por lo que se dio de baja a Galatto y se trajo cedido al joven Sergio Asenjo. Quiso el destino que el meta palentino durara cinco partidos después de sufrir una lesión de rodilla. A la cuarta fue la vencida y el cuarto portero que el Málaga fichó en la temporada 2010/11 resultó ser una garantía inmediata.

Ya en aquel entonces, su contribución a la salvación fue clave. El año siguiente, varias de sus paradas fueron definitorias en partidos complicados. La lista de las más espectaculares la encabezan una increíble estirada a la escuadra ante el Villarreal (venció 2-1 el equipo de Pellegrini) y otra, haciendo gala de unos reflejos felinos ante Benzema, en el célebre Cazorlazo.

La presente temporada empezó mal en el terreno institucional, pero las cosas no podían ir mejor en el terreno deportivo. El Málaga deslumbró por su juego en ataque y jugadores como Isco o los novatos Iturra y Saviola se llevaron su gran porción de alabanzas. Ahora que han bajado el nivel, es cuando se aprecia su aportación: zamora de la Liga de Campeones, con un gol encajado en seis partidos, y de Primera División junto a Casillas, con nueve tantos en contra. No solo los números respaldan el muro que Willy parece haber levantado en torno a su portería, actuaciones como la ofrecida en San Siro o ante Osasuna permitieron al equipo esquivar la derrota y a Caballero escribir su nombre en la agenda de más de uno. La única persona que hoy por hoy parece no haberse percatado es el seleccionador argentino: Alejandro Sabella. El director deportivo del Málaga, el argentino Mario Husillos, se expresó hace poco al respecto en el Diario Olé: "Es el mejor arquero argentino en este momento: va a ser el portero en el Mundial". Parece que el técnico argentino es el único que aún no lo comprende pero, mientras tanto, La Rosaleda seguirá disfrutando con el muro de Willy.