Cultura

Una batuta en la otra orilla

  • El que fuera director de la Orquesta Sinfónica Provincial y de la Ocuma, Francisco de Gálvez, es ahora profesor en la Weber State University de Utah

La historia reciente de la música clásica en Málaga sería muy distinta sin Francisco de Gálvez, que entre 1998 y 2011 fue director titular de la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga (OSPM) y la Orquesta de Cámara de la Universidad de Málaga (Ocuma). La trayectoria posterior de De Gálvez da buena cuenta del modo en que la fuga de talentos que ha acarreado la crisis también afecta a la cultura. Desde el pasado mes de agosto, y tras un largo periodo de selección que se prolongó durante dos años, el malagueño es director titular de la Weber State University Symphony Orchestra, y como tal profesor en la misma institución de Utah (EEUU). "En los últimos años, la Diputación y la UMA sufrieron severas reducciones económicas que afectaron duramente tanto a la OSPM como a la Ocuma. Tras comprobar que los proyectos musicales en los que estaba involucrado en Málaga no podrían seguir prosperando por mucho que yo me empeñase, comencé a buscar nuevas oportunidades en universidades norteamericanas", explica el propio De Gálvez desde Utah. La oportunidad le fue brindada para sustituir a Michael Palumbo al frente de la orquesta de la Weber State, y tras valorarlo decidió aprovecharla y trasladarse con su familia. Lo cierto es que en estos meses su impronta ya se ha hecho notar: De Gálvez tiene previsto dirigir a la Utah Symphony Orchestra esta misma temporada, mientras que sus conciertos en su universidad se cuentan por éxitos. El último lo ofreció ayer mismo con otro malagueño, el violinista Fabián López, como solista. Y es que, a pesar de haber cruzado el charco, De Gálvez espera poder trabajar entre las dos orillas. De hecho, ya trabaja en la organización de una gira que espera poder realizar con la orquesta de la Weber State en 2016 por Andalucía.

Entre las novedades que ha supuesto su nuevo cargo se encuentra la adscripción profesional a un marco universitario, algo habitual en los programas formativos musicales de EEUU, y por lo que De Gálvez aprovecha para reivindicar una filosofía simular en España: "En EEUU, las facultades de Música comparten criterios académicos con otras disciplinas tradicionales como Medicina, Economía y Derecho, y están muy bien consideradas a nivel mundial. Creo que a los conservatorios españoles les beneficiaría su incorporación a las universidades, especialmente en las enseñanzas de grado superior". En Utah, De Gálvez distribuye su tiempo entre las actividades pedagógicas propias de su puesto de profesor y las artísticas que le competen como director de orquesta: "Damos clases de música, de forma teórica y práctica. Vamos a clase, ensayamos y realizamos conciertos. Yo llevo las Orquestas Sinfónica y de Cámara, aunque trabajamos con otros departamentos. Por ejemplo, en marzo de 2015 realizaremos una producción de la ópera Madame Butterfly, de Puccini, en colaboración con las áreas de Voz, Teatro y Danza de la propia universidad".

Resulta inevitable preguntar a De Gálvez por las diferencias contrastadas entre el interés por la música clásica en Málaga y en EEUU, especialmente desde los ámbitos de decisión: "En Málaga, seamos justos, los ámbitos de decisión me han demostrado su apoyo e interés en la gran mayoría de ocasiones y en la medida de sus posibilidades. Sin embargo, sí echaba de menos en Málaga algunos avances como un mejor auditorio, mejores posibilidades de financiación, una mejor programación en el sentido de antelación de fechas... En EEUU quieren ser los mejores en todo, y eso incluye la música. Tienen mucho interés por ella y lo demuestran a diario. Valoran el talento, ofrecen oportunidades y son muy trabajadores y exigentes. Tenemos presupuestos para becar a estudiantes y otros para desarrollar actividades relacionadas con nuestros departamentos; además, saben cómo incentivar nuestra formación".

Uno de los personales caballos de batalla de Francisco de Gálvez ha sido siempre la necesidad de una ley de mecenazgo. Y ahora que la Junta de Andalucía ha prometido aprobar la suya este año, el director propone sin dudarlo el modelo americano: "Imaginemos que cualquier ciudadano español al que en su declaración de Hacienda le saliese a pagar pudiera dar dinero a la actividad que le guste y desgravarse el importe total, o casi total, de su donación, y a la vez elegir qué hacer con esa parte de sus impuestos. Aquella actividad que consiguiera atraer aportaciones suficientes podría prosperar enormemente sin depender del dinero público. Una orquesta sinfónica, por ejemplo, podría prosperar con dinero privado y otra hundirse sin el apoyo público. Se crearían nuevos riesgos, pero sin duda, nuevas oportunidades. EEUU permite a corporaciones y ciudadanos hacer donaciones y desgravarse una importante parte de esas cantidades. Creo que deberíamos copiar lo que en otros países funciona". Esos países que acogen el talento fraguado aquí.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios