La tribuna

Juan José López Garzón

f lor que toca se deshoja

PARAFRASEANDO a Bécquer podríamos decir que el secretario general del PSOE-A y presidente en funciones de la Junta, flor que toca se deshoja.

Su especialidad ha sido torcer lo que iba o podía ir bien. La sustitución del anterior presidente por el actual era una operación delicada que estaba saliendo bien, ante lo cual el nuevo presidente se autoproclamó único líder de los socialistas andaluces, fuerza un Congreso Extraordinario, provoca en la militancia una división innecesaria y lo que iba bien empieza a torcerse.

En su discurso de investidura dijo cosas que sonaban muy bien, entre ellas la dignidad de la política. No tuvo que pasar mucho tiempo para que aquello se quedara, en expresión machadiana, en voces de tenores huecos. El nombramiento de consejera de la alcaldesa de Córdoba de IU, Rosa Aguilar, automáticamente dio la Alcaldía al PP en esa ciudad, y la ciudadanía percibió una situación asimilada al caso del capitán de un equipo que a mitad del partido se pone la camiseta del rival y pide al público que no apoye a su anterior formación. Eso es dignificar la política.

Tras las generales de 2011, unas primarias podrían ayudar al PSOE a volver a sintonizar con la ciudadanía. Entonces, el ya secretario general del PSOE-A se inventa el concepto de neutralidad activa. En la práctica, significó sugerir sutilmente a los dirigentes provinciales a no tomar postura públicamente, mientras su círculo próximo hacia campaña por la candidata Carme Chacón. El resultado de esta táctica: desastroso, el secretario general de Andalucía descolocado por no decir desautorizado, el ganador de las primarias tocado hasta el punto de que aún no acaba de reponerse de la neutralidad activa. Otra flor deshojada. La proximidad de las elecciones autonómicas obliga a que al presidente de la Junta se le designe presidente del PSOE y así se salva la situación.

Los resultados de las elecciones municipales y generales de 2011 vinieron a mostrar la dura realidad. Además de la situación de crisis y sus consecuencias electorales, concurrió a estos comicios un PSOE-A confundido, desanimado y en algunos casos dividido, con un líder regional que a veces desconcertaba a la militancia y a los votantes diciendo cosas sorprendentes, como la unanimidad soy yo, etcétera. Esto, entre otros motivos, propició que las clases medias huyeran al percibir un partido que en la práctica las abandonaba y que se dedicaba básicamente a problemas orgánicos y que en lugar de hacer autocrítica impone una unidad ficticia a la par que se asegura en las próximas listas un puesto a los incondicionales.

Con este panorama, con un PP en franca decadencia, con el bochornoso escándalo de los ERE, se celebraron elecciones autonómicas en marzo de 2012. El resultado es conocido: por vez primera el PP gana las elecciones autonómicas en Andalucía. Otra flor deshojada. Una redistribución de competencias precipitada ha supuesto, salvo excepciones, el entorpecimiento de la gestión de la Junta. Programas que podían generar actividad económica, y por tanto empleo, no se han podido poner en marcha.

Inesperadamente y casi sin explicaciones el presidente de la Junta, al año y medio escaso de ser elegido, anuncia su dimisión y la convocatoria de primarias. Se convocan en pleno mes de julio, con un escaso plazo para conseguir los avales y sin poder disponer los candidatos del censo de militantes. Esto suponía que para conseguir avales había que recurrir a los aparatos provinciales y locales, lo que hace imposible garantizar la imparcialidad. En definitiva, lo que pudo ser un éxito se convirtió en un hecho irrelevante, del que, desde luego, no se puede presumir ante la opinión pública. Otra flor deshojada.

Si todo lo anterior es importante, lo realmente grave es la situación de Andalucía. En los próximos días se constituirá el nuevo Gobierno y será el momento en el que conozcamos las propuestas para sacar a nuestra comunidad de la profunda depresión en la que se encuentra. La elevadísima tasa de desempleo es el más acuciante y grave problema que tenemos y en el que tienen que volcarse tanto el gobierno central como el que se forme en Andalucía. Por ello es importante que los organismos de los que dependen las políticas de empleo agilicen la gestión.

El PP y el PSOE son responsables de no haber sido capaces de pactar un modelo estable de educación en el que se pueda trabajar con continuidad. Un modelo cuyo eje sea la enseñanza pública y la igualdad de oportunidades. Modelo en el que la cultura del esfuerzo, y lo que Max Weber denominó la ética del trabajo, sea un valor solidario y progresista. España necesita un regeneración y ésta tiene que empezar en la escuela y liderada por la socialdemocracia. Muchos son los temas que deben ser potenciados en la nueva etapa en la que la formación debe ocupar un lugar preferente. Temas en los que deben sentirse incluidos desde las clases más desfavorecidas hasta las clases medias. El actual secretario general del PSOE-A debe actuar como él exigió en idénticas circunstancias; es decir, renunciando, también, al cargo orgánico.

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