
La Rayuela
Lola Quero
Seguir al líder al despeñadero
Político en cien días
EL Instituto Municipal de la Vivienda está por ahorrar. Él y la mayoría de las administraciones de este país. Hace poco adjudicó la rehabilitación de los 26 bloques de Carranque con una baja a la que sería mejor llamarla enana. Un 67,32%. Ahí queda eso para que los responsables municipales se lo crean. Supongo que también se creerán que los carabineros frescos están a 9 euros el kilo. Tampoco los habrán tenido que pagar nunca. Creen que por 1.746 euros se puede realizar el proyecto de recalce de un bloque y cargar con la responsabilidad civil durante los próximos 10 ó 12 años. Se lo creen porque el adjudicatario les ha dicho que contratará unos arquitectos a 1.000 euros al mes; que saben que está por debajo de cualquier convenio (incluido el municipal), pero les vale si está por escrito. Porque lo importante son los papeles, aunque digan sandeces o que la primera en estrujar a un trabajador sea la administración. Quizás por eso cueste tanto ver los expedientes de contratación y, en el perfil del contratante, la única información que presentan diez de sus doce apartados sea un lacónico "En estos momentos no existen contrataciones públicas para esta sección". Con ese proyecto adjudicarán las obras con una baja del 40%, que también se creerán. Su dirección estará en manos de otro técnico al que contratarán con otra baja del 70%, que antes de mover un ladrillo se encontrará con que a la constructora no le salen las cuentas, quiere más dinero y puede que intente rescindir el contrato y que le paguen el lucro cesante.
Aun recuerdo la contestación que recibí cuando protesté por la contratación del proyecto del Instituto Municipal del Libro con otra baja del 70%: "si un arquitecto quiere trabajar gratis para hacerse currículum, no podemos impedírselo". Inmediatamente pensé que podían salir a concurso de honorarios los puestos de todos los que estaban en aquella mesa. También los de los cargos de confianza municipales, o el del propio alcalde, que con tan buen criterio sostiene que los responsables de las empresas municipales tienen que estar bien pagados. Muchos querríamos hacernos con un currículum que nos permitiera compartir, en un futuro, el despacho de asesor de la Organización Mundial de Turismo con la exalcaldesa de Madrid. Lo único que deberían pedirnos son responsabilidades por la gestión económica de las obras. A fin de cuentas, seríamos los que habríamos comprado las gambas.
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