Ya surgen voces pidiendo que se levante el campamento de los indignados en la Plaza de la Constitución. Algunos comerciantes del centro comienzan a mostrar su malestar y alegan que les restan clientela y dan mala imagen. Otros, por cierto, piensan lo contrario. Pero ajenos a la polémica, los acampados se relajan con unas sesiones de yoga, que vienen bien para tranquilizar el espíritu y mantenerse en forma física. Algunos llevan allí más de una semana y eso comienza a pesar, pero, al menos hasta después del domingo no levantarán sus enseres de la plaza.
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