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Sí, ha vuelto (79-60)

  • El Unicaja completa un soberbio partido para acceder a semifinales de la ACB. Magnífica actuación coral ante un Carpena rendido.

Esto era el Unicaja, esto había sido durante el siglo XXI, en ocasiones el mejor equipo de España, a veces uno de los mejores de Europa, con una cancha en la que no ganaba nadie. Nadie era nadie. Esa fotografía no se veía completa en el Carpena desde cuatro años atrás. En un club convertido en grande, demasiado tiempo. Cómo celebraban los jugadores al final el pase a semifinales evidenciaba que se habían quitado una pesada losa de encima. La mayoría no había vivido el periodo de decadencia completo, pero la presión la sentían. De hecho, existía. Se palpaba y lastraba.

El Unicaja, tras un trienio chusco, regresa al lugar que le corresponde tras tumbar la resistencia de un admirable Gran Canaria en una última carga irresistible (79-60), en comunión con un Carpena entregado, al que sólo se reconquista de esta forma, no hay mejor herramienta de marketing. Entrega y victorias. Ahora, sin dejar de competir, toca disfrutar, hacerle cosquillas al rey de Europa sin corona y, quién sabe, si darle un susto serio al Madrid.

Honores para Joan Plaza, que recogió los frutos sembrados en el equipo de espíritu socialista que ha modelado, en el que nadie sobresale por arriba ni por abajo. Ayer fueron Urtasun y Calloway, cuestionado sobre todo el último, quienes obtuvieron mejor nota. Pero ellos ejemplifican mejor que nadie que cualquiera puede sobresalir, acorde a la filosofía del entrenador.

Se hizo rogar, no obstante, el triunfo, que sólo llegaría de forma nítida en un último cuarto de festival. Los 15 minutos de suspense y retraso por un aro roto en el calentamiento del Unicaja no relajaron los ánimos, la tensión incluso superaba la de los dos partidos previos. Clásico cuando quitan la red del fallo para los dos equipo. En el arranque, un Fran Vázquez omnipresente influía en el desarrollo del duelo antes de que cometiera su segunda personal, que ya le dejaría hasta el descanso en el banquillo. Plaza le consideraba indispensable para cuando se decidiera el encuentro, en la segunda mitad. Porque en una eliminatoria en la que previamente ningún equipo había dominado por más de nueve puntos en 80 minutos parecía condenada a decidirse por centímetros.

El partido no era para cobardes, se repartía mucho en las dos zonas y nadie elevaba la voz en un primer cuarto en el que se cumplía el viejo adagio del balonmano, descansar en ataque y apretar en defensa. Toolson estaba activo y creativo, pero se le salieron dos triples de dentro. Urtasun le dio un buen relevo, como el de Hettsheimeir, al que no esperaba pero ofreció unos minutos de cierto nivel.

Después de que la igualdad reinara en el primer cuarto (15-15), el Unicaja cambió de rumbo el partido con un parcial de 11-0 tras tener al Herbalife cuatro minutos sin anotar (26-17). Fue importante la actividad defensiva de Kuzminskas, que con sus largos brazos cortó líneas de pase. Y fueron tres minutos en los que Calloway pudo correr y encarar el aro rival. Siete puntos consecutivos del búlgaro espolearon a un Carpena que rugía como en sus mejores días. Pero justo en esa frontera de nueve puntos no rebasada antes se invirtió el duelo con la presencia del diablillo Bellas, convertido en un proyectil. 10 puntos suyos, más la primera aparición dominante de Tavares, equilibraron el encuentro antes de que Caner-Medley, con una de sus llamaradas, metiera dos triples, uno con adicional y otro sobre la bocina del descanso para dejar una renta ni mucho menos definitiva pero sí ilusionante (38-33).

De nuevo, el impacto de Fran Vázquez se dejó notar tras el paso por el vestuario. En estos niveles de intensidad y exigencia, haber pasado antes por ello, y Fran lo ha hecho muchas decenas de veces, vale oro. Y ayer pasó por encima de Tavares, figurada y literalmente, en un mate por encima del inmenso caboverdiano, que levantó al Carpena, que aún no se había sentado cuando Caner-Medley remontó la línea de fondo y la hundió. Simbólicamente, eran los 10 puntos (48-38), esa barrera psicológica a la que nunca antes había llegado, secuela del tremendo equilibrio reinante.

Y en estos momentos de trascendencia máxima el fondo de armario es esencial. Y el Unicaja tenía más efectivos, más hambre y más necesidad. Y, hay que admitirlo, es mejor equipo que el Herbalife. Entre otras razones por la chequera, pero también por el trabajo. Punto muy positivo para Plaza, que ayer recogió frutos de los minutos que en ocasiones no se comprendían para Calloway, Urtasun y Hettsheimeir. El navarro explotó lo que en la primera mitad había amagado para ser el máximo anotador del partido junto a Bellas (15 puntos).

Aunque el Gran Canaria daba sus últimos coletazos y los árbitros negaban una canasta que parecía en tiempo de Kuzminskas sobre la bocina del tercer cuarto (58-48), el Unicaja encontró el antídoto para los bases canarios, un quebradero de cabeza durante 110 minutos, en los 10 finales. Hettsheimeir ofreció otro relevo de calidad, Caner-Medley se unía al festival y Urtasun ponía los 20 de renta (75-55), antes de que Domas Sabonis jugara sus primeros minutos y todo explotara, con el himno tronando y unos botes sobre la pista y sobre la grada que indicaban que aquello no era normal. Y sí, sucedía algo extraordinario. El Unicaja ha vuelto. 

Ficha técnica:

79 - Unicaja (15+23+20+21): Granger (6), Toolson (6), Suárez (8), Caner-Medley (14), Vázquez (8)- cinco inicial- Stimac (4), Hettsheimeir (5), Kuzminskas (0), Calloway (13), Vidal (0), Sabonis (0) y Urtasun (15).

60 - Herbalife Gran Canaria (15+18+15+12): Bellas (15), Hansbrough (7), Newley (6), Báez (4), Tavares (4)- cinco inicial- Oliver (4), Martín (10), Beirán (3) y Akindele (7).

Árbitros: Martín Bertrán, García González, Calatrava. Eliminaron por cinco faltas personales a Bellas, minuto 36, con técnica incluida. Señalaron técnica al entrenador del Herbalife Gran Canaria Pedro Martínez, minuto 37, por protestar.

Incidencias: Tercer partido de los cuartos de final de la fase por el título disputado en el Palacio de los Deportes, José María Martín Carpena ante unos 9.000 espectadores. El encuentro dio comienzo con 15 minutos de retraso por la rotura del aro de una de las canastas.

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