The Wire, producto de culto para los seriófilos, retrata con crudeza la dura vida en las calles de Baltimore. Desde allí brotó William Benson Thomas (1986), presentado ayer por el Unicaja en Benahavís. Lucirá el número 10 por un amigo de la adolescencia que perdió la vida en su ciudad natal. Era el que llevaba cuando jugaba y desde entonces lo adoptó cuando le fue posible. Taciturno y tímido, quizá con el carácter forjado en el corazón de Maryland, el flamante ala-pívot cajista "hablará en la cancha", según Carlos Jiménez, maestro de ceremonias en la presentación. Básicamente, lo que se pretende de Thomas es que mejore las prestaciones de Rafa Hettsheimeir la temporada pasada. Es complicado superar la bonhomía del brasileño, pero el listón no está muy alto en cuanto a rendimiento deportivo.

"Puedo jugar desde tres hasta de cinco", fue la autodefinición de Thomas, que jugó una final de la NCAA en 2006 en George Masnon y después militó en cuatro países (Bélgica, Georgia, Turquía e Italia) antes de aterrizar en la ACB. De la ex república soviética tomó un interesante pasaporte que elevó su caché y le hace más interesante. Con sus 2.03 metros, no es un gran atleta, sus virtudes son más terrenales. Músculo para fajarse, inteligencia para pasar muy bien el balón y un tiro solvente si está liberado, hasta el rango del triple. Es el somero análisis de quienes le han visto con regularidad. Le toca demostrar en el mejor club de su carrera, con 28 años y en plena madurez. "Buscamos consolidar la rotación con un fichaje como el de Will. Tiene experiencia en varias ligas europeas, en varios países distintos ha rendido bien. Tiene pasaporte georgiano, que a la hora de confeccionar la plantilla es un plus. Ha mostrado su predisposición a formar parte de este proyecto desde el primer momento, entiende que es un paso más en su carrera y es plenamente consciente de lo que significa Málaga y el Unicaja en el baloncesto europeo. Estamos encantados de este fichaje, tiene un reto ilusionante", fueron las palabras de Carlos Jiménez para justificar su fichaje.

Expresivo más con sus ojos saltones que con sus palabras, Thomas ofreció las coordenadas de lo que se puede esperar de él. En su última temporada en el Avellino firmó 15.3 puntos, 7.4 rebotes y 19.7 de valoración en más de 33 minutos por partido. A buen seguro que Plaza firmaría en la mitad de tiempo en pista rubricara la mitad de esas cifras, aliñadas con un buen despliegue defensivo. Sería una buena señal.

"Estoy muy ilusionado de estar aquí", señaló Thomas, que desveló que en su conversación previa al fichaje con Joan Plaza el técnico del Unicaja le pidió, por encima de todas las cosas "una buena actitud. Me explicó cómo había sido la temporada anterior, lo que consiguió el equipo después de un tiempo complicado. Me solicitó que viniera con mi mejor predisposición para trabajar, que si lo hacía seguro que iba a mejorar como jugador en Málaga".

"No conozco a ningún jugador personalmente, espero hacerlo cuanto antes", dice Thomas sobre los que serán sus colegas en el equipo, aunque tiene en el horizonte la posibilidad de juntarse con Caleb Green, con el que coincidió en el Ostende belga en la campaña 2010/11: "Es un buen jugador, conecté bien con él en Bélgica y seguro que me alegraría verle por aquí. Siempre es bueno tener al lado a alguien que conoces, tanto dentro como fuera de la pista, las conexiones son buenas. Para todo vendría bien. Y tiene calidad y es buen tío".

Cuando llegó la autodefinición, Thomas aseguró que "pongo mucha energía en la pista. Puedo jugar desde los puestos del tres al cinco. Aporto en muchas cosas: bloquear, puntos, rebotes, defensa... Hago lo que el entrenador me pide. No me preocupa no haber jugado en la ACB antes, el baloncesto es el baloncesto en cualquier sitio del mundo. Intento dar energía y físico al equipo", sentenció el estadounidense, que hoy por la tarde regresará a su Baltimore natal para apurar sus últimas semanas de vacaciones. Había jugado previamente la Summer League con Denver Nuggets.