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Nulo para empezar (63-92)

  • El Valencia, más rodado, se da un festín con 16 triples ante un Unicaja plagado de jóvenes y del que poco se puede valorar Green y Golubovic apuntaron buenas sensaciones iniciales.

No es época de conclusiones, sino de primeras impresiones. Pero ayer casi ni para eso. El primer partido de la pretemporada puede decretarse como nulo. El Unicaja, una mezcla de nuevos aún aterrizando y mayoría de jóvenes todavía demasiado verdes, sufrió un estropicio ante el Valencia, que venía rodado, compactado y encima se lo tomó muy en serio. 63-92, mejor olvidarlo que tomarlo en serio, aunque a Joan Plaza le sentara como un palo atravesándole la espalda. Mejor centrarse en los primeros esbozos de los nuevos guerreros. Como en un semáforo: verde para Green, ámbar para Golubovic y Thomas en rojo. Conviene no ser muy duro ante la paliza viendo las plantillas que oponían ambos.

Ganaron de 29 los de Perasovic (63-92), que aprovecharon la falta de costuras en el juego defensivo para llevarse el triunfo desde los primeros minutos. 16 triples consiguieron ellos, ninguno el Unicaja, algo insólito; seguramente también histórico. Además, la mayoría de los encajados desde posiciones muy cómodas, fruto de los desajustes en las ayudas y la falta de conocimiento de unos y otros.

Sin dogmatizar, sí que se advierte un cambio serio en el Unicaja 2.0. La pareja que componen Thomas y Green, así como la nueva propuesta de centímetros de Golubovic, apunta a una revisión en el juego interior. Bajan los centímetros los norteamericanos, que parece que se sentirán más a gusto a la carrera. Gustó la velocidad de Green, pies y manos rápidas. Ayer sin esa fama de buen tirador externo que le precede, pero yendo de menos a manos con su zurda para reclamar más protagonismo que su compañero el primer día de colegio. Le costó a Thomas ubicarse en los sistemas defensivos y ofensivos, sufrió en las transiciones. Él está llamado a ser más intangible que Green, así que necesitará tiempo para su puesta a punto física y su acoplamiento al equipo. Y el aficionado asumir que esta dupla es muy diferente a la formada por Caner-Medley y Stimac.

Golubovic, el tercer foco, mostró esa comodidad cerca del aro. Tiene presencia, intimida. Alguna acción para machacar la convirtió en bandeja, pero seguramente la mejora física y la confianza le hagan ir sacando el instinto. Aun así, buenos puntos para imponer por dentro.

Le dolió la derrota a Plaza, molesto con algunas faltas tontas o las malas ayudas. No está dispuesto el catalán a atenuar fallos ni siquiera en el estreno estival. Enfadado tiró de orgullo también Granger, que anotó doce de sus puntos en el segundo tiempo, aprovechando que unas molestias enuna rodilla sacaron de la rotación a Toolson por precaución. Si no jugó más fue porque en el tercer cuarto sumó su tercera falta. Igualmente despidió fuego de los ojos Alfonso Sánchez, él en su particular revancha con el destino. Gustó esa intensidad que le define y su carácter para buscar el aro cuando el equipo se perdía en pases tontos o se le hacía de noche en los dos contra uno del Valencia.

Poco se puede achacar a los más novatos del naufragio más allá de su bisoñez. Pau Ribas, Rafa Martínez y Pablo Aguilar se dieron un festín desde el tiro triple; a Lishchuk no hubo manera de pararlo. Hasta la incorporación paulatina de los que aún están fuera de la dinámica poco se podrá escribir del Unicaja. El problema es que asoma el Real Madrid mañana, así que habrá que tirar de pundonor para evitar derrotas como la de ayer, que nada arrebatan, pero que escuecen a los ojos.

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