Sistema indeterminado

Tras el recuento de las elecciones, a Puigdemont le faltó tiempo para proclamarse vencedor

Tras el recuento de las ilegítimas elecciones catalanas, al Sr. Puigdemont le ha faltado tiempo para reconocer su recuento y proclamarse vencedor. Su objetivo era ser la lista más votada, pero si no se conseguía, se conformaba con que lo fuera el bloque independentista. Lo que hubiera justificado hasta que no le votasen.

Los votos independentistas crece según sus cuentas, que van camino de convertirse en el rosario de las oraciones de Junqueras en la prisión de Estremera por la vuelta del expresident. JxC y ERC han sumado 247.000 más que cuando se presentaron juntos en 2015. Si no fuera porque la participación sólo ha crecido en 245.000 sufragios, podría pensarse que la victoria ha sido épica. Pero con sólo estos números no salen las cuentas. El resultado de las elecciones es por definición un sistema con múltiples soluciones, y por tanto, indeterminado. Cada uno hace la suma según le cuadran sus cuentas y para lograr la cuadratura del círculo hay que sumar como mínimo la aportación de la CUP. Considerando los tres términos de la ecuación, sólo suman 87.000 votos más que en 2015, y porcentualmente pierden un 0,60% sobre aquellos resultados. Lo que no es para tirar cohetes pero permite sacar pecho a cualquier mal estudiante, sea de la comunidad que sea. Que tu 47,32% sea mayor que el 43,32% de los no independentistas -En Comú, aparte-, no hace que ambos dejen de ser un suspenso. Y el crecimiento de los constitucionalistas en 180.743 votos, unos 75.000 más que los primeros, genera dudas sobre quién "progresa adecuadamente". La introducción de En Comú en los términos de la ecuación tampoco resuelve nada de momento. Primero habría que preguntarles si quieren contestar las preguntas del examen, e Iglesias y Colau parece que sólo suelen contestar cuando creen saber la respuesta.

Establecidos los términos del problema, Puigdemont lo ha resumido con la lógica de un colegial: "España tiene un pollo de cojones". Cataluña, no. Los números no permiten vislumbrar una solución fácil para nadie y sus últimas declaraciones sólo pronostican una guerra de trincheras en las que, como en todas ellas, siempre pierde el pueblo que las libra. Por ahora, la seguirá desde Bélgica. De momento, mientras que él no tiene pensado venir a visitar a su expresident encarcelado, muchos son los que esperamos que dejen de comportarse como un pollo sin cabeza.

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