La opinión invitada

El seguro agrario, un 'salvavidas' a potenciar

  • El autor denuncia que se está desvirtuando la filosofía original del sistema.

EL sistema de seguros agrarios español es sin lugar a dudas la mejor herramienta con la que cuentan nuestros agricultores y ganaderos para garantizar las rentas de sus explotaciones ante adversidades climáticas. Eventualidades poco o nada controlables para el empresario agrario, por más eficiente que sea.

Nuestro sistema de seguros agrarios garantiza al agricultor la práctica totalidad de las producciones ante estas adversidades climáticas, que pueden ir desde la helada, la sequía, el granizo, el incendio o la falta de nascencia, hasta una merma de producción por cualquier otro tipo de inclemencia.

El sistema de seguros agrarios en España tiene un carácter semipúblico. En la propuesta de nuevas líneas y en su definición tiene un papel fundamental el Ministerio de Agricultura, a través de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (Enesa) quien, junto a un pool de más de 30 compañías agrupadas en Agroseguro es responsable de la marcha del sistema.

Es precisamente la singularidad de este carácter semipúblico una de las claves de su funcionamiento y del amplio arraigo del seguro agrario en casi todos los modelos de agricultura de nuestro país en los últimos 30 años.

Sin embargo, las directrices marcadas en los últimos tiempos por Enesa y Agroseguro nos llevan a pensar que se está desvirtuando la filosofía original con la que se creó este sistema de protección. Lo comprobamos al observar la vehemencia con la que se intenta, a toda costa, equilibrar las cuentas de algunas líneas de seguro agrario que tienen una alta siniestralidad de un año para otro (olivar, sequía en pastos…), fruto exclusivamente de nuestra variabilidad climática. Una siniestralidad de la que obviamente no es responsable el agricultor ni el ganadero, que no pueden controlar el clima y sus efectos, pero que sí son los sufridores de estos fenómenos.

Si Enesa y Agroseguro se empeñan en intentar cuadrar las cuentas en cada una de las líneas provocarán que algunas, como las antes citadas (si bajan las garantías y los rendimientos y suben desproporcionadamente la prima del seguro) dejen de ser atractivas y carezcan de interés para el agricultor y el ganadero, que darán la espalda al seguro y se quedarán sin cobertura.

Es comprensible que para que el sistema sea viable en su conjunto, y no en cada una de las líneas, éste debe estar equilibrado. Para ello el Ministerio de Agricultura pretende buscar la universalización del sistema y su extensión en los planes anuales que aprueba cada año, pero no la rentabilidad de una línea de seguro en concreto.

Desde Asaja, cada vez que intervenimos en los grupos de trabajo del Ministerio de Agricultura y de la Comisión General de Enesa, tenemos la sensación de que aunque se nos oye, porque tenemos voz y voto en estas mesas de negociación, no se nos escucha. Craso error, cuando lo que estamos trasladando son las necesidades reales de nuestros agricultores y ganaderos, que son los clientes y beneficiarios del seguro agrario.

Otro tema que nos preocupa es el de la irrupción e intrusión de entidades financieras en la contratación del seguro agrario, un sector especializado que demanda un asesoramiento profesional y técnico y requiere de un personal cualificado y con dedicación exclusiva. Por lo que entendemos que este intrusismo debería limitarse, puesto que no favorece a los agricultores, que no reciben el asesoramiento adecuado; ni a la Administración, a la que se le multiplican los problemas; ni al sector asegurador, puesto que se trata de una competencia desleal.

Entre los aspectos positivos debemos resaltar que de cara a 2016 el Ministerio de Agricultura, a través de Enesa, destinará un presupuesto de 211 millones de euros en subvenciones para los seguros agrarios, lo que supone un incremento de un 6,1% con respecto al plan anterior. Igualmente para las contrataciones que en la actualidad estamos realizando (cereales, oleaginosas, proteaginosas y olivar) Enesa ha incrementado en dos puntos la subvención base, lo que supone un aumento del apoyo público entre el 11% y el 40%, según modalidad de contratación.

Asimismo, después de varios años sin ningún tipo de ayuda por parte de la Junta de Andalucía, a partir del 1 de enero de 2016 la Consejería de Agricultura vuelve a abrir la mano y contará con un presupuesto de 5 millones de euros a la subvención del seguro agrario, lo que va a permitir que el seguro sea más barato y atractivo para agricultores y ganaderos.

A petición de Asaja y del resto de organizaciones profesionales agrarias, Enesa ha ampliado el plazo para el seguro con coberturas crecientes para explotaciones de cereal, así como el seguro con coberturas crecientes para explotaciones olivareras, en concreto en el caso del seguro principal (módulos 1, 2) con cobertura del resto de adversidades climáticas, finalizando ambas el próximo 21 de diciembre como último día de pago.

Debido a los cambios que estas dos líneas han sufrido, desde Asaja instamos a que los agricultores que estén interesados en su contratación lo hagan cuanto antes y no lo dejen para el último día. Es la mejor opción para contar un asesoramiento más adecuado (módulo a contratar, forma de pago, fraccionamiento del mismo, etcétera).

Por todo lo expuesto, consideramos que aunque se puede mejorar el seguro agrario no podemos olvidar que hoy por hoy es además muy interesante por su carácter de "salvoconducto", puesto que ante cualquier catástrofe climática, tanto el Ministerio de Agricultura como la Junta de Andalucía sólo van indemnizar con ayudas directas, con subvenciones y/o condonaciones de IBI a aquellos agricultores y ganaderos que tengan contratado una póliza de seguro agrario. Una razón de peso más para que ningún agricultor deje pasar la oportunidad de tener su explotación asegurada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios