Cítricos

El sector cítrico de almeriense se fortalece en esta campaña

  • El precio de las naranjas navalate ha alcanzado el precio de 0,50 céntimos el kilo

  • Se vuelve a dar importancia a la forma de producción más tradicional que no busca la perfección estética del producto

Paco Canet durante la recogida de naranjas

Paco Canet durante la recogida de naranjas

La última campaña ha sufrido muchos altibajos a consecuencia de problemas acarreados desde el año anterior. Primero la calima afectó muchos de los cultivos y después la sequía que se ha prolongado en el tiempo. No obstante, en Almería es sector de los cítricos se ha visto reforzado.

Paco Canet, un agricultor de Canjáyar dispone de dos hectáreas dedicadas al cultivo de dos variedades de naranjas, mandarinas y pomelos por la zona de la Rambla de Tices. Durante esta campaña, ha recogido aproximadamente 15 toneladas de la naranja navalate, una naranja más moderna proveniente de la Comunidad Valenciana. “Este año, por suerte, la producción de la naranja navelate se ha vendido entera, de hecho, a un precio muy razonable para el agricultor, 0,50 céntimos el kilo. La mandarina es un producto que se vende siempre y este año hemos recogido unos 5.000 kilos”, el agricultor, que durante el año anterior se vio obligado a limpiar los frutos para poder venderlos debido a la calima que llenó la atmósfera de la provincia durante el mes de marzo. “Este año he vendido toda la producción, incluso me falta para abastecer la demanda. Otros años nos ha costado mucho tirar naranjas al suelo”, afirma aliviado Paco Canet.

Las naranjas autóctonas de la zona no han corrido la misma suerte. Las llamadas naranjas castellanas, que también produce y recoge Paco Canet tan solo han alcanzado los 5.000 kilos de producción debido a que no son un fruto tan cotizado, “Estas naranjas van más orientadas a la producción de zumo, y su precio no supera los 0,15 céntimos de euro”, explica Canet.

Los pomelos, de los cuales el agricultor recoge unos 7.000 kilos por campaña han bajado su rendimiento económico, “Fue un producto que tuvo un éxito tremendo hace unos 7 u 8 años y que este año no tiene ‘tiro’, ahora no funciona”, señala el agricultor.

Según considera Paco Canet, los cítricos de Almería realmente no le hacen competencia a nadie. Este sector, principalmente se desarrolla en la zona de Pulpí, Gádor, Íllar y un poco de Canjáyar, zonas donde las condiciones climatológicas son determinantes para que el cítrico adquiera la calidad requerida o no. La temperatura del clima de estas zonas genera el suficiente gramaje de azúcar en la naranja en comparación con otras zonas donde las temperaturas son más suaves. “Por esta razón, no competimos con Sevilla, Huelva o Valencia, donde el sector cítrico es mucho mayor que el de aquí”, comenta Paco Canet.

“Este año he vendido toda la producción, incluso me falta para abastecer la demanda", Paco Canet

Pero a pesar de los límites determinados por la climatología, el cítrico de Almería ha cotizado a la alza, bastante por encima de los demás. Además, el agricultor ha alabado que en esta campaña no se ha sufrido una invasión por parte de otros mercados que han llegado a gestionar los precios de los productos almerienses en años anteriores. Lo que ha evitado esta intromisión ha sido la baja producción que ha sido general en todos los sectores. “Cuando hay exceso de oferta, los precios bajan muchísimo, este año no ha sido así, por eso hemos alcanzado un buen precio de venta”, ha dicho Canet a lo que ha añadido que “Al final no se trata de producir lo que quieras, sino que se trata más de ver lo que demanda el mercado. Darte cuenta de este tipo de cosas es fundamental”.

Otro de los factores determinantes para el refuerzo de los cítricos fueron las lluvias del mes de mayo del año pasado. Por esta razón, la sequía no ha incidido de forma grave en la producción. “El cítrico no ha notado tanto la sequía porque las lluvias del mes de mayo centraron a los árboles y no les ha afectado de esa manera tan grave como ha afectado a otros cultivos. Las naranjas ya habían pasado el proceso de floración y les afectó de otra manera”, explica Canet.

Las naranjas florecen en torno al mes de abril y desde entonces comienza a formarse el fruto. Además, la flor del naranjo no es tan delicada como la de otros cultivos como el olivo, por ejemplo. Por ello, cuando llega el final del mes de noviembre, o bien el mes de diciembre, las naranjas están listas para recogerlas. En el mes de abril se recogen las últimas para dar paso a una nueva producción. También existen las naranjas tardías, que se aguantan un poco más para recolectarlas en el mes de junio, o si es posible julio.

“Cuando hay exceso de oferta, los precios bajan muchísimo, este año no ha sido así, por eso hemos alcanzado un buen precio de venta”, Paco Canet

Ahora, que llega el fin de la recogida, hay que proteger el fruto que aún se mantiene en el árbol. La principal amenaza es la mosca mediterránea a la que Paco Canet le hace frente con un simple trampeo ya que se niega al uso de venenos y otros tipos de pesticidas, también hace uso de los olvidados de la agricultura, los animales de granja, como las gallinas que acaban comiéndose a los indeseados insectos. Además, esto marca la filosofía de trabajo que aplica en sus cultivos: “Hacerlo de forma natural y tradicional”. Esto se debe a que, en realidad, no busca la forma perfecta del producto: “Hay quienes las pasan por máquinas, las limpian las clasifican para que todas sean iguales. Yo nunca compraría naranjas de un cesto en el que todas son iguales. En una caja de naranjas hay imperfecciones, lo que quiere decir que son muy naturales”, explica.

"Yo nunca compraría naranjas de un cesto en el que todas son iguales", Paco Canet

Con este razonamiento, el agricultor pretende ejemplificar que la forma tradicional de llevar a cabo un cultivo no necesariamente ha caído en el arcaísmo. “Cuando queremos que la planta de frutos perfectos, es necesario manipularla lo que genera una producción forzosa”, señala y afirma hablar desde la experiencia ya que, se ha criado en el seno de una familia agricultora que se alimentaba de su propio huerto. Además, sabe que son muchos los que comparten ese conocimiento que aplican a la hora de distinguir una fruta buena de otra que a lo mejor no lo es tanto, sin dejarse guiar por el brillo o la textura de la piel.

Basándose en el conocimiento y la experiencia que vienen adquiriéndose desde una temprana edad, Paco Canet afirma que la perfección no siempre es sinónimo de calidad.

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