El Granada vivirá su semana más malagueña del año. No sólo jugarán pasado mañana en La Rosaleda, sino que desde ayer ya están en la Costa del Sol. En su refugio temporal del Marbella Football Center están concentrados Lucas Alcaraz y sus pupilos velando armas. El técnico, antes de instalar allí el cuartel general, habló de sus sensaciones previas al encuentro, donde espera que el aficionado del Málaga dé un plus a los suyos y, por tanto, se conviertan en otro escollo a superar. "Será un choque bonito que motiva e ilusiona jugar porque se disputa en un campo donde la gente aprieta y habrá colorido. Se enfrentan dos ciudades cercanas y es un choque con tradición", comentó antes de subirse al autobús.

El Granada es ahora mismo decimotercero en la clasificación con 34 puntos, uno menos que el Málaga, que le antecede en la tabla. No era ese el orden antes del lunes, pero los rojiblancos cayeron inesperadamente en la visita del Levante. "Fue un golpe anímico que fastidia y duele", aclaró el técnico capitalino, que espera "una buena reacción del equipo" y que intentará motivar a los suyos "pensando en que no quedan siete partidos, sino en que solo queda uno".

En cuanto a los blanquiazules y el cambio experimentado en las últimas semanas, apenas quiso hablar. "El Málaga ha variado bastante su plantilla respecto a la primera vuelta, pero, respetando al rival al máximo, nos tenemos que centrar en nosotros", explicó Alcaraz, que varios meses después puede contar con toda su plantilla a excepción de Dani Benítez, apartado del equipo tras dar positivo por cocaína, y Recio, quien por su relación contractual con el Málaga no podría disputar el choque.