Alucinan con Taquan Dean

unicaja

La capacidad de trabajo y la disciplina del escolta norteamericano sorprende en sus primeros días en Málaga

José Manuel Olías / Málaga

26 de agosto 2009 - 05:02

Cuando los jugadores del Unicaja llegan cada mañana al Martín Carpena para proceder a cambiarse e iniciar el entrenamiento se encuentran a una figura esbelta, al tiempo poderosa en su tren superior, chorreando de sudor. Se trata de Taquan Dean, que no abre las instalaciones del Palacio, pero casi. Pronto pedirá las llaves. Allí se machaca cada mañana desde la 9.00 horas con una rutina física que lleva a rajatabla.

Evidentemente, habrá que verle después sobre la pista y cómo se desenvuelve en un equipo del máximo nivel. Pero la sensación que ha causado entre sus compañeros y técnicos en sus primeros días en Málaga es inmejorable. "Es un toro", dice uno de sus colegas, sorprendido por su fortaleza en el choque. "Tiene mano, las mete", asegura otro. Los técnicos destacan su actitud y profesionalidad. No rechista cuando se le encarga cualquier ejercicio y en todos ellos se emplea con el máximo de sus fuerzas. Su jornada de trabajo cuando hay doble sesión, como sucede en estas dos primeras semanas, se prolonga por seis horas. Y parece que se queda con ganas de más. Durante el verano lleva una metódica tabla de ejercicios que no deja de lado tampoco durante la temporada.

Por actitud, insisten quienes llevan no pocos años en el club, han pasado pocos jugadores por Málaga con la dedicación y la implicación de Dean, al menos a primera vista. "Ahora falta ver si tiene el talento de Brown o Bullock para definir, dar el salto de buen jugador a crack, pero la pinta es muy buena", se escucha por los pasillos del Carpena.

Su ética de trabajo, forjada en una infancia durísima, la suele recordar Taquan Dean en una red social como es Facebook, donde realiza sentencias de corte estajanovista. "La vida sin retos es una vida sin valor. No me preocupa fallar. He visto al último subir la cima, lo que quiere decir que no pienso parar. No antes de alcanzar la cima", reza una de sus reflexiones.

Con un bebé de apenas cinco meses, Dean sostiene que vive para el baloncesto, que jamás probó el alcohol y que nunca fumó. Su cuerpo da fe de que mala vida no lleva. Hombre de profundas creencias religiosas, al igual que lo era Haislip, el escolta del Unicaja dice que su máxima ilusión es reencontrarse en otra vida con su madre, Felicia, que murió cuando él tenía sólo seis años.

A la espera de verle sobre la cancha, Dean al menos es un líder en esfuerzo y disciplina. Un buen camino para ganarse los galones después cuando el balón bote sobre el parqué.

1 Comentario

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último