El ataque blanquiazul es más boquerón que nunca. De Coín a Vélez-Málaga y de La Luz a Huelin. Samu, Juanmi, Castillejo y Guerra conformaron el cuarteto ofensivo que deleitó a La Rosaleda en el duelo contra el Valencia. Apenas cinco días después, ese mismo ataque naufragaba ante el Levante. Juanmi sumó una muesca más a su cuenta particular, pero la verticalidad y movilidad del lunes no apareció por ninguna parte en el Ciutat de Valencia.

Una de cal y una de arena para un cuarteto que había relegado a Amrabat al banquillo. La eliminación copera y el flojo rendimiento ofrecido por el marroquí en las últimas semanas le mandaron al banquillo. Convertido en el mejor revulsivo del equipo cuando no parte en el once inicial, la lesión muscular que sufrió frenó en seco su rendimiento cuando atravesaba el mejor momento de la temporada.

Ahora, tras varios encuentros saliendo desde segunda línea, podría retornar a la titularidad ante el Espanyol en un partido capital para las aspiraciones europeas de un Málaga que aventaja en siete puntos a los periquitos, más centrados ahora mismo en sus opciones de alcanzar la final de Copa que en la de recortar puntos para acercarse a la séptima posición.

Sin duda, es la gran variante que maneja Gracia con respecto a lo del sábado. Con la vuelta de Darder, que previsiblemente ocupará el lugar de Recio junto a Camacho, la presencia o no del marroquí en el ataque que parta de inicio es la gran incógnita de esta semana. A priori, Juanmi o Javi Guerra son los principales candidatos a ceder su posición, pero la polivalencia de los cuatro hombres de arriba le da libertad en cuanto a posibilidades al técnico navarro.

Junto al marroquí, dispone de las opciones de Horta o Luis Alberto si el deseo es dar un toque de atención a los titulares del sábado. El portugués fue uno de los más inspirados en el duelo copero, mientras que el gaditano cuenta con la calidad suficiente para hacer suya la media punta del equipo.

Multitud de opciones para Gracia de cara al partido ante el Espanyol. Toca cambiar radicalmente la imagen ofrecida ante el Levante. Y eso puede implicar retocar levemente el once habitual.