Atletas de hierro en La Malagueta

Seis miembros del Real Club Mediterráneo lograron acabar hace ocho días en Zurich la prueba más exigente del triatlón: el 'Ironman', considerado por muchos como el deporte más duro del mundo

De izquierda a derecha, los atletas que acabaron el 'Ironman': Manuel Sánchez, Miguel de Nova, Antonio Guillén, María Luisa Miñana, Manuel Narváez y Juana Criado.
Ismael Touat / Málaga

20 de julio 2008 - 05:02

Son seis, seis amigos que llevan años embarcándose en aventuras diferentes y que hace más de una semana llevaron a cabo su mayor locura: participar en Zurich (Suiza) en una prueba del Ironman, modalidad del triatlón consistente en recorrer 3.800 metros a nado, 180 kilómetros en bicicleta y otros 42 corriendo. No se equivoca quien considera al Ironman como uno de los deportes más exigentes y duros del mundo. Pero ellos no se conformaron con estar allí, sino que terminaron la carrera dentro del tiempo límite de 17 horas.

Todos son miembros del Real Club Mediterráneo y todos, sin excepción, lograron la hazaña: dos mujeres, Juana Criado y María Luisa Miñana, y cuatro hombres, Manuel Sánchez, Antonio Guillén, Miguel de Nova y Manuel Narváez, terminaron la competición de Zurich entre las 12 horas y 5 minutos de Sánchez y las 15 horas de Miñana. Ya llevaban años entrenando y disputando maratones, pero el Ironman eran palabras mayores, "una especie de Meca para nosotros, porque siempre queremos superar metas y la de Zurich era la más grande", afirma Sánchez. Aún así, no las tenían todas consigo debido a la dureza de la prueba, "pero lo hicimos", se felicitan.

Y es que ser un ironman no es fácil. Son meses de entrenamiento, con jornadas de ocho horas todos los días de la semana. Desde La Farola a Pedregalejo a nado, ida a Granada y vuelta a Málaga en bici, y muchas, muchísimas maratones, "como la que hicimos en China hace dos meses", son ejemplos de la preparación llevada a cabo para finalizar esta modalidad, indica el otro Manuel, Narváez. Pero "cuando llegas todo es emoción, se te olvida el sufrimiento de la carrera una vez pasada la meta", asegura Guillén, orgulloso por lo conseguido. Y no es para menos, porque "realizar esta prueba es un esfuerzo mental increíble", señala Narváez. Sin embargo, una vez superada esta experiencia "te planteas lo que sea, ya eres capaz de cualquier cosa", afirma Narváez con satisfacción.

Los seis, que compitieron en Zurich sin distinción de sexo alguna, coinciden en que el frío y la lluvia fue lo peor de la carrera, sobre todo en la bici, "donde nos pasamos más de seis horas con unas condiciones muy difíciles para evitar las caídas", sostiene Narváez. La parte a nado es el punto fuerte del grupo y en el que destacan "por la suerte de tener mar". No obstante, este triatlón es tan exigente que la última media hora "se hace igual de larga que el resto de la carrera", asegura Guillén, aunque siempre se puede hacer como Criado, que ni miraba "los kilómetros que llevaba", dice entre risas.

Aunque no todo es alegría en este deporte. Al esfuerzo de un reto de este tipo hay que sumar todos los gastos que supone este deporte, en el que no tienen ayudas, ni siquiera para desplazamientos ni inscripciones. Criado comenta que todo lo que hacen "lo cubrimos con nuestro trabajo". "Es un deporte caro, por el equipo, los permisos...", considera Guillén.

Sin embargo, todos harían lo imposible por estar en Kona (Hawai), donde se celebra la prueba más famosa del Ironman. Para Miñana, "estar en Hawai es un sueño", pero allí sólo van los mejores y hay pocas plazas. "Parece mentira, pero el Ironman es un deporte que quiere hacer mucha gente", asevera Sánchez. Por este mismo motivo aconsejan a todos que intenten probarlo, sin prisas, corriendo distancias cortas. Y es que nuestros atletas de hierro concluyen con la misma frase: "Esta disciplina engancha muchísimo".

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