Julio Baptista conquistó el Camp Nou él solito hace siete años, pero ni este brasileño es la bestia física de entonces (se espera que el ritmo de encuentro lo acerque) ni este Málaga es aquel Real Madrid de Fabio Capello. Sin desentonar especialmente, se resignó a un partido intermitente debido al monólogo de posesión del Barcelona. Apareció en disputas aéreas, no se le vio muy fino al primer toque pero aguantó físicamente mejor de lo que podía parecer (jugó el encuentro entero).

El plano positivo destacó la progresión de Asenjo, que salvó tres goles claros y volvió a cuajar un partido convincente, como ante el Athletic, y Duda, que desempolvó su zurda para conseguir uno de esos goles suyos de antes a balón parado. Rondón sólo tuvo 30 minutos para su sueño de pisar el estadio con el que soñaba.