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Bilis de Champions
Real sociedad - málaga · la previa
La Real Sociedad aún llora su derrota en el estreno europeo y el Málaga recuerda el doloroso 4-2 antes del revés de Dortmund. Ganas de ver a El Hamdaoui.
Ladrones cambiados de acera suelen funcionar como efectivos policías. Es la sensación del Málaga en Anoeta. El Shakthar le cambió la partitura a la Real en su estreno en Champions y su bendita música sonó a trombones desafinados. Los de Pellegrini debutaron acompasando sus violines ante el Zenit. Los donostiarras quisieron emular su gesta y toda España se percató de que lo que hizo el Málaga fue de un mérito tremendo, difícil de igualar, por más que los de Arrasate hayan demostrado argumentos para la emulación. El aroma de la Liga de Campeones no desaparece. El mal sabor de boca local contra el recuerdo de una tarde blanquiazul aciaga antes de la peor noche, el 4-2 en Anoeta y el 3-2 en Dortmund.
Si la Real Sociedad aún paladea el sabor de la bilis, el Málaga se mira la cicatriz, por más que el proyecto de Schuster haya corrido la cortina hace meses. La afición ha comprendido el mensaje del cambio, pero tendrá que convivir con recuerdos de fechas señaladas. El extraño duelo del año pasado, a caballo entre la eliminatoria de cuartos de final, genera un inevitable sentimiento de revancha. Los de Schuster no podrán revivir la historia ante el Borussia, sí desquitarse del estrépito perpetrado la temporada pasada en Anoeta. En apenas 30 minutos caía por 3-0; Pedro Morales y Santa Cruz le pusieron colorete al nefasto día.
Quizá el no saberse favorito y la limpieza mental le den un mejor rol para el duelo. No contaban los realistas con el palo del 0-2, no imaginaban los blanquiazules su tormenta perfecta sobre el Rayo (5-0). La gran ópera prima de El Hamdaoui ha edulcorado un entorno en el que se veía la lucha y el orden como avales para arrostrar la Liga. El delantero marroquí quiere hurgar en la depresión donostiarra. La fenomenal eliminatoria contra el Lyon antes de la fase de grupos iluminó el futuro realista, pero el tropiezo en el debut del martes ha bajado los humos y ha recordado que su comienzo liguero ha sido gaseoso. Tras el 2-0 al Getafe, no ha ganado ante rivales de la zona baja y también hincó la rodilla contra el Atlético.
Lo que es intranquilidad en los locales se torna en relajación para el Málaga. La goleada de la semana pasada reafirmó la fe y el ADN blanquiazul. Schuster medita plantear otro partido descarado, incluso realizando alguna modificación en el once que se prevé. No en ataque, donde el volcán de chispa de El Hamdaoui seguirá imponiéndose al arranque todoterreno de Santa Cruz. Huele a rotaciones porque el alemán tiene tres partidos en seis días y, a pesar de la frescura de sus hombres, ya comienza a albergar la entrada progresiva de tipos como Pawlowski o Bobley Anderson, por ahora con demasiado polvo en las botas.
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