Buen fútbol para pagar el crédito
Al borde de la quiebra en 2005, el Borussia Dortmund tuvo que reinventarse para subsistir vendiendo los derechos de su estadio y solicitando financiación hasta 2020
El bicampeón de la Bundesliga es una moda en Alemania y ahora la está trasladando a Europa. Llegó al título a través de la osadía de Jürgen Klopp, por el que apostó la directiva a pesar de que militaba en Segunda tras haber descendido él mismo al Mainz, su equipo como futbolista. Su estilo extrañamente alegre en el campeonato teutón causó y causa furor, pese a que ya no revalidará la conquista. Eso sí, durante dos destronaron al Bayern Múnich, incluso lo humillaron en la final de la anterior edición de la Copa (5-2). Los días amarillos vuelven a brillar sobre el campo. Y ello se antoja una irrupción más que necesaria. De manera similar a lo que ocurre este año en Málaga, su buen fútbol está aliviando una delicada situación financiero.
Resulta que la obtención de la Liga de Campeones en 1997 auguraba un dominio dinástico en Alemania y un porvenir exitoso en Europa. No fue así. Alguna liga llegó tras el 3-1 a la Juventus y la posterior Intercontinental que levantó ante el Cruzeiro (2-0). Los Möller, Kohler, Sammer o Chapuisat fueron desentendiéndose del proyecto y la economía fue apretando hasta que en 2005 llegó un momento crítico. La quiebra planeó seriamente por el Westfalenstadion.
Sólo un plan de choque radical y la fidelidad de su afición, más de 80.000 enfervorecidos, evitó una desaparición como la que sufrió el CD Málaga. Hubo que vender los derechos del nombre del estadio a la aseguradora Signal Iduna (el contrato en un principio iba a ser de sólo seis años), que ahora le da el nombre al característico estadio de Westfalia. Paralelamente, se solicitó un amplio crédito para reconstruir el club. Hasta 2020 hay que amortizar dichas cantidades, motivo que hace que a final de cada temporada el club tenga que sentarse a estudiar todas las ofertas que llegan a sus despachos por sus jugadores más destacados.
Y es que la nueva realidad económica supuso también un nuevo modelo de gestión deportiva. Aprovechando la imposición de las instituciones alemanas de dar un trato más profesional al fútbol de base, el Dortmund vio por ahí una escapatoria. Götze ejemplifica ese trabajo de campo. El buen hacer de Klopp y la buena pesca en Polonia (Blaszczykowski, Lewandoswi, Piszscek) completó el actual puzle amarillo, que ayuda a digerir de manera mucho más feliz el dinero que hay que pagar a final de cada ejercicio.
Pero la fórmula está funcionando. Seguramente Hummels, Götze o Reus tendrán que salir en verano para seguir cuadrando déficit. Aunque la churrería sigue funcionando para el relevo. Uno de los jóvenes que lo ejemplifica es Gündogan, el Toulalan amarillo. Claro que el mediocentro del Dortmund es bastante más joven. A sus 22 años no sólo es el sustento de Klopp, sino que irrumpe con fuerza en la selección alemana. Hasta el punto de que ha planteado un serio debate sobre su presencia en el centro del campo de la Mannschaft en lugar de todo un símbolo: Bastian Schweinsteiger, incluso considerado el niño bonito de Angela Merkel en la selección. A pesar de ser criticado en Madrid, Khedira es intocable para Joachim Löw y los aficionados alemanes.
De hecho, en Dortmund entienden que, a pesar de la calidad de tantos futbolistas que habrá esta noche en La Rosaleda, el duelo Gündogan-Toulalan será el que determine la suerte del partido y la eliminatoria.
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