El Cádiz desvirga a un Málaga bastante apocado (2-0)
El cuadro de Pellegrini sufre su primera derrota del verano preso de su inoperancia ofensiva ante un serio rival que supo aguantarle en el campo hasta que encontró el contragolpe en la segunda parte para hacer sus goles


Hay otro Málaga sepultado por el que enamora. Escondido en el fondo del armario, latente a la espera de que no estén Cazorla, Van Nistelrooy, Toulalan o Joaquín. Será un Málaga esporádico convocado de urgencia y que cambiará las espadas por las dagas. Que no asusta tanto como el otro. Que perdió la virginidad y que se quedó por primera vez sin marcar. El Carranza permaneció en casa; a Málaga vuelven las primeras reflexiones.
Jugó Pellegrini con la reserva, a excepción de Jesús Gámez, porque anticipó la artillería para abatir al Sporting de Lisboa. Aunque resultó que el Cádiz se subió más tiempo a sus barbas que los lusos. A medida que avanzó el reloj, la inoperancia blanquiazul le permitió creérselo. Un conjunto demasiado compacto para la profunda revolución afrontada. Buenos augurios para el ascenso. Y el mejor enemigo en la pretemporada malaguista.
Puede que ése sea el once más difícil para el chileno. Porque aminora el rendimiento y porque gestionar la desazón de los suplentes en un grupo a priori con titulares muy marcados es uno de los retos más invisibles que tiene por delante. Será difícil que las bajas acucien tanto como para que tenga que componer un equipo tan apocado como el de anoche. Pero, si las individualidades ganarán partidos, la profundidad de banquillo debe sostener la continuidad en la temporada. Y, en esa primera prueba, falló el conjunto blanquiazul.
Hace la goma entre esos dos equipos Rondón. A corto plazo le espera el banquillo por culpa de la Copa América. A favor están su capacidad pulmonar y salud ante Baptista y Van Nistelrooy, en principio señalados por la erosión en un campeonato tan largo y exigente como el patrio. Ayer no supo aprovechar su primera opción para cambiar el curso de las aguas, pero, ante tanto cansancio, se hacía difícil pedirle mucha exigencia.
Sin embargo, a Sebas Fernández se le sigue escapando el tren. Mantiene su bravura, porque es marca de la casa. Pero si el año pasado daba una alternativa distinta, el salto de calidad general le ha hecho retroceder varias casillas. Le sobran toques en carrera, le falta mordiente al definir.
Sin opciones de gol, la alineación dibujaba un trío de bajo centro de gravedad y muy dinámico. Buonanotte, Duda y Sebas Fernández se hartaron de enrocarse. Así que jugó al efecto sorpresa el cuadro de Pellegrini. Resultó romo. Fue Monreal quien atacó con más sentido. En tres minutos (del 33 al 36) tiró una pared de manual con Rondón y luego aprovechó el barrido para aparecer en la corona del área y chutar en seco. Lo suyo fue un serio alegato de titularidad. Se está tomando muy a pecho lo de quitarse el freno de mano por la banda.
No obstante, a Rubén le tocó sudar más que a Aulestia. El gallego dio al fin muestras de empaque. Aunque la maquinaria para el tercer meta está en marcha. Tocó corneta Pellegrini y recurrió a sus mejores galas para levantar el Carranza. Cazorla, Van Nistelrooy, Apoño, Joaquín. Muy tarde; el partido estaba ya muy enmarañado. Y con fugas para permitir soñar al Cádiz. Por una de ellas corrió Camille como una centella y dio a Juanjo la gloria de ser el primer verdugo del Málaga 2.0. Con el empate de Joaquín mal anulado, sentenció a la contra un malagueño, Dioni.
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