Proyecto Aula Abierta

Cómo formar a Rafa Nadal

  • Toni Nadal ofrece una brillante conferencia en Los Guindos en la que diserta sobre muchos temas diferentes y sobre el cambio de mentalidad de la sociedad

Toni Nadal, durante su conferencia en Los Guindos.

Toni Nadal, durante su conferencia en Los Guindos. / Javier Albiñana

"Tuve un buen jugador a mis órdenes. Soy tío de Rafael Nadal, es más difícil echar a un familiar. Los mallorquines somos medio catalanes, vigilamos el dinero y he sido el entrenador más barato del mundo. Y soy un apasionado en todo lo que hago". Es la carta de presentación de Toni Nadal, el tío Toni, que durante 25 años tuteló la carrera del mejor deportista español de la historia, en la conferencia que abre el Programa Aula Abierta, proyecto en el que han puesto mucha ilusión el Unicaja y la Fundación. 

Y la presentación estuvo a la altura. Después de atender a los medios, amplió horizontes y durante más de una hora disertó, "Todo se puede entrenar" era el título de la conferencia, ante unas 800 personas que atestaban Los Guindos. Jugadores y técnicos de todos los equipos, personalidades, público variado y también el cuerpo técnico del Málaga. Víctor Sánchez del Amo es un gran estudioso de la vertiente psicológica del deportes y no quiso perderse la charla.

Partiendo desde el deporte, el mensaje de Toni Nadal abarca mucho más allá. Los cambios en la sociedad, el peligro de la inmediatez, el escepticismo con la tecnología, la cultura algo hueca del pasarlo bien, el temor a decirle a los jóvenes la verdad... Muchos conceptos hilados con la referencia de Rafa Nadal, un fenómeno de masas que no se entiende sin una formación detrás sólida.

"Estudié Historia y Derecho, ni una ni otra la acabé. Acabé por dedicarme a mi pasión, el tenis, primero jugar y después entrenar. El objetivo siempre fue mejorar, es la historia de Rafael. Sabía que quería dedicarse al deporte. Quería ser un deportista, a él le hubiera gustado más ser un destacado futbolista. Le gusta mucho más el fútbol que el tenis", explicaba con retranca Toni Nadal: "Él es aficionado de un equipo que va de blanco que este año no va a ganar nada... Desde atrás siempre alenté a mi sobrino en la idea de que nada era suficiente". 

Recuerda el técnico manacorí pasajes de la formación de Rafael Nadal, como cuando quedó campeón de España sub 11. "Llamé a la Federación Española y me enviaron los últimos 25 campeones menores de 11 años, entonces aún había fax. Leí aquellos nombres en la primera comida familar. Miguel Pérez, Juan Martínez, Pedro Sánchez... Había un tal Alex Corretja. Sólo había cuatro o cinco que habían sido destacados tenistas después de 25. Ese era el tanto por cien. Otra vez le hice la lista tras ganar Roland Garros por primera vez. Pocos repitieron alguna vez más. 'Vas a decidir en qué lista quieres estar', le dije. Sin ambición es imposible. Era prepararlo para la dificultad, lo conseguido para mí ya carecía de valor.

"Nuestros hijos, soy padre de tres, crecerán en un mundo incierto. En cualquier ámbito les será difícil desenvolverse. Les queremos preparar sólo con palabras bonitas, con poca dificultad. Y es un contrasentido", ahondaba Toni Nadal: "Yo entendía que el futuro sería difícil, que ganar torneos sería complicado. Preparé a Rafael para la dificultad. Uno se prepara para la dificultad forjando bien el carácter. Le di más importancia a eso que la formación técnica. La mayoría de gente que triunfa, no me refiero a estos que nacen con condiciones especiales, sino a la gente que es normal, cuando triunfa es que están dispuestos a darse más oportunidades, es la gente que perservera, la que no cae en la frustración. Cuando formas el carácter, es difícil hacerlo sólo con palabras bonitas. El talento se forma en la calma y el carácter en la tempestad, le leí a un escritor alemán. Y es así".

"Fui duro, a veces demasiado duro, con Rafael", admite Toni: "Entre las ganas de que el niño triunfe y el miedo de que no suceda a veces tensamos la cuerda. Fui muy duro con él, pero porque le tenía una gran aprecio. No hubiera sido duro con alguien al que no le tuviera aprecio. No sería duro con alguien que no pudiera soportarlo. Tendo dos hijos varones, con uno soy duro y con el otro no. Lo que haría es hundirlo y no me interesa. Cuando era joven, a Rafa a veces le acompañaba otro entrenador. Y le decía ya era duro yo, que no lo fuera él también".

"Estudié las características físicas, mentales y técnicas de Rafael, hice un diseño de entrenamiento. En este mundo es difícil a decirle a un tipo la realidad. No debemos recibir mensajes negativos para no perder autoconfianza, pero es en mor del autoengaño. Creo que todo empezó con este populismo de los políticos, con estas ganas de engañar, que nos hacían creer que éramos mejores de lo que somos para conseguir votos. Lo hemos trasladado a otros ámbitos. Es difícil decirle que no eres bueno o que otro es mejor", razonaba Toni Nadal, que puso un ejemplo gráfico de sinceridad con su sobrino mientras ironizaba con sus rivales: "Actué siempre de manera diferente. Jugábamos una final de Montecarlo en 2006 contra un jugador suizo, un tal Roger Federer, un chico que tiene 37 años y cuatro hijos y que lo que le convendría es dedicarse a la familia. Con Djokovic iría bien también, que tiene dos hijos. Una hora antes me decía que cómo veía el partido. 'Complicado, tiene mejor drive que el tuyo, el revés también, la volea es mucho mejor y en el saque no hay color'. Y me dijo 'para, para, vaya moral que me das para salir'. 'Yo te puedo engañar, pero el suizo no te va a engañar. Tenemos que saber a lo que nos enfrentamos', le respondí".

"¿Cómo puedes trazar una estrategia sin saber tus debilidades? A nadie nos gusta que nos las digan, pero es el único camino válido. Si das mensajes positivos quedas bien en el momento, pero a la larga no funciona nunca. Yo acabé diciéndole que podía ganarle, que jugara cada punto como si fuera match ball, como si fuera la vida. Tenía algo peor el revés entonces y le dije que las tirara todas allí. Siempre hay una ilusión por ganar", decía Toni Nadal, que explica que "si lo hago ahora, a la media hora recibiría un mail de sus padres por mi incapacidad de motivarles. Les tienes que engañar, ese autoengaño no va bien. ¿Por qué le dije eso? Porque tenía una gran confianza en Rafael desde que era pequeño. Cuando tenía siete años, no se lo dije a mi hermano, tenía claro que sería campeón de España. Es imposible trabajar bien sin confianza en que las cosas irán bien".

 "Carlos Moyá nos invitó a cenar un día", cuenta otra anécdota Toni Nadal: "¿Firmarías que fuera un Albert Costa?', me preguntó. Un número 7 del mundo, entonces campeón de Roland Garros, y Rafa era un chico de 15 años. 'No firmo nada, tengo confianza en Rafael', le dije. '¿Firmarías que fuera un Carlos Moyá?', insistió. Estaba en su casa y nos había invitado a cenar. Era un número 1 del mundo, cinco años entre los ocho mejores, campeón de Roland Garros... 'No me la puedo jugar', me dije y le dije que sí. Pero nos despedimos Rafael y yo. Cuando cerré la puerta y estuve seguro de que Carlos no me oía le dije a Rafael: 'Vamos, no lo firmo ni en broma'. Mi expectativa siempre era la más alta. Se tiene fe en él y hay que estar motivado siempre. La gente cree que Rafael tiene menos talento porque corre mucho. Y no, él tiene talento. Siempre estaba dispuesto a hacer lo necesario para alcanzar sus metas. A mí me da igual si Federer aprende el revés en una hora y él en dos. Si estoy dispuesto a hacerlo en dos, me da igual".

"Si tienes un talento 6 para llegar a 10 tienes que hacer un trabajo de 4. Si tienes 3, pues 7. Si tienes 8, 2. El talento inicial no es determinante, el final es la suma de talento inicial más trabajo", asegura Toni Nadal, que explicaba otra anécdota de cómo intentaba evitar las excusas. "El cordaje, la pista, las pelotas... Siempre puede haber una excusa. Le acompañé a un Future, antesala del circuito profesional, con 15 años. Viajé con otro chico de Mallorca. Para que no se sintiera desplazado, vi el partido del otro chico. Veía a lo lejos a mi sobrino. Estaba perdiendo con un chico escocés 5-0, parecía un desastre. 'Tu sobrino está jugando con una raqueta rota', me dijo un entrenador que había por allí. Cuando llegué, el marco estaba roto. La cambió y perdió 6-0 y 7-5. El discurso del entrenador le había calado hasta no saber ver cuándo está rota. 'Estoy tan acostumbrado a tener la culpa yo que para nada me habría imaginado eso', dijo. El año pasado hablamos, ya cuando no estaba con él, tras cada partido en Australia. Me dijo en el cuarto partido, en el que no jugó bien, que hacía mucho calor. Le dije que debía haber un clima especial en el que no debía hacer la misma temperatura en los dos lados dela pista. Cuando no quieres afrontar la realidad, no busques excusas porque las vas a encontrar. Nunca una excusa te hizo ganar un partido. Tenemos que asumir la realidad. No somos tan buenos para que las cosas vayan siempre bien".

También expresó cierto escepticismo Toni Nadal con la aplicación de las nuevas tecnologías. No tanto por su  uso sino por el abuso. "Hay estudios biomecánicos, estadísticos, el punto por el revés tanto éxito, el drive tenemos menos, videoanálisis, nutricionista... ¿Cómo comió Maradona, Messi y Ronaldinho? ¿Lo hicieron igual? Vivimos en un mundo de datos  y qué pasa. Cuando tenemos todos estos datos controlados creemos que lo hemos hecho todo bien. Cuando abusas del dato pierdes foco en lo esencial. No tenemos que exagerar, no tenemos que confundir. Soy antiguo. Rafael creció y jugó muchos años con tres datos. Pégale lo más fuerte que puedas. Si es posible, donde no esté el rival y, si es posible, que vaya dentro de la pista que fuera no vale. Y las cosas no le fueron muy mal. La nutricionista o el estudio tienen valor, pero el justo". 

"En Bosnia, un entrenador serbio me preguntó qué come Rafael", proseguía Toni Nadal: "Le dije qué puñetas sé, no soy su madre. 'Rafael seguro que ha cambiado, está más delgado'. Tampoco lo sabía, tampoco le peso. Me insistió en que Djokovic había cambiado su alimentación, no comía gluten, y ahora es número uno. Me sorprendió que el entrenador se centrara en la alimentación y no en su juego. Tengo un hijo que es celíaco. Come todo sin gluten, igual que Djokovic. Y no me tira una puñetera bola dentro. El gluten no le hizo ganar a Djokovic. Damos valor a lo que no tiene tanto".

"Cuando llegamos al circuito, Roddick tenía 21 años, Federer 21, Hewitt 21, como Nalbandián. Fererro 23, Safin 24, Moyá 27... Eran los mejores del mundo. Ahora los mejores son Federer (37), Rafael, que hará 33, Djokovic, con 32. Están por ahí Thiem con 25 y Zverev 21. Hoy tenemos muchas más cosas a disposición y juegan peor que entonces. Me han preguntado qué pasa. La tecnología les ha ayudado pero es la falta de compromiso de los jóvenes. Es lo que hace que Federer, Djokovic y Rafael estén ahí, es su pasión en su juego. Es el valor de la exigencia y el esfuerzo. Querer lo que estás haciendo. No creo se hayan perdido los valores, no lo creo en absoluto, se ha perdido la capacidad de aguante. Hoy todo debe ser fácil. Esto choca con la perseverancia", insistía Toni Nadal.

"En Milán, en una conferencia, salí después de alguien que decía que si dabas a un padre elegir entre tener un hijo educado o que gane Roland Garros escogería que ganara Roland Garros. Y dije que era una pregunta es falsa, equivocada. Es mucho más fácil ganar Roland Garros siendo bien educado que siendo mal educado", refería Toni Nadal, que explicaba cómo había cambiado el público de París su percepción de Nadal. "En 2009 perdió con Soderling. El público francés fue bastante maleducado. Años más tarde vi la mayor ovación en una pista de tenis que presencié en ese mismo lugar. La gente valora el compromiso, la correción. Hay que intentar ganar de una manera correcta. Leí a Cantona que para Ferguson lo más importante no era la victoria sino que era lo único que le importaba. Creo que es un error. Hay que intentar ganar sin hacer trampas, dando la mejor versión. Si se pierde, saber aceptar la derrota con normalidad. Es fundamental hacer las cosas bien por encima de todo. No sé cuántos jugarán en el Unicaja de los niños que están aquí en el senior. Aunque no lo consigáis tenéis que iros dando lo mejor y que os haya servido vuestra estancia aquí para la formación de vuestra personalidad".

Así cerró su conferencia Toni Nadal antes de un turno de preguntas que también contuvo otras perspectivas interesantes. Se le preguntó por cómo debe ser la actitud de los padres. "Las expectativas son reales, lo normal es que si eres bueno de joven puedas serlo de mayor. Sería lo lógico. Soy exigente, siempre pido dar el máximo. Parece que sólo tenemos que acompañar y aplaudir. Si un hijo lo hace mal, mala suerte, pero siempre le pido dar el máximo. Un padre tiene que actuar de padre. Si se mete mucho con el entrenador no suele ir bien. Si tengo un padre que se mete demasiado me va a crear tensión. Soy un agradecido de los padres que me llevan a los hijos a entrenar. Tenemos 130 niños, sus padres confían en nosotros pensando en que haríamos bien nuestro trabajo. Han puesto mucha ilusión en eso. Es normal que se preocupen pero hay también situaciones... A uno de los entrenadores de Rafael, su hijo le llegó con nueve suspensos y su padre le riñó. 'Encima que me ha ido mal no me animas' le respondió. Es una anécdota real. Entiendo que los padres hagamos otra idea. Llevo a entrenar al fútbol a mi hijo. Lo menos es que den el 100%. Si no, que se quede en casa", respondía Nadal.

Una preocupación habitual, los estudios y el deporte, cómo compatibilizarlo. "Rafa estudió poco, llevaba el curso normal hasta los 14 años. Lo que pasa es que llegó un momento en que es imposible. Aquí jugáis en Málaga, podéis seguir el curso con normalidad menos algún viaje. Con 16 años le fue muy difícil compaginar estudio y tenis porque los torneos eran en otra ciudad u otro país. Al principio no supo las contestaciones y después no sabía lo que le preguntaban. Es difícil de compaginar porque vas de un sitio para otro. Hay tiempo para hacerlo todo. Si te dedicas mucho al basket y tu ilusión es ser profesional ya sabes que tienes que mermar los estudios. Pero yo entiendo el deporte como formación. Rafael tenía interés por las cosas,. Cuando estudiaba y jugaba tenía que ir con el agua al cuello. Salía del colegio, dos bocadillos y para entrenar. No queda más remedio. Si uno quiere intentarlo tiene que sacrificarse", razonaba Toni Nadal.

"Soy un escéptico de las nuevas tecnologías porque a veces distraen", admite el entrenador mallorquín: "Lo bueno para un profesional no necesariamente es bueno para un chico en formación. Rafael mira las estadísticas, si juega es normal, los datos los emplea un profesional. Es el plus para él. Pero exageramos para los chicos no profesionales. No vas a contradecir a las estadísticas, pero eso te hace no hacer tan atento".

"Haces un entrenamiento, sales a la pista y lo tienes organizado porque es lo que pasa hoy en día, todo controlado. A las 17:00 empieza, a y 10 a calentar, a y 20 tiros y cambiamos. Pero cuando tiro y las he fallado todas por qué se ha de cambiar. Siempre entrené diferente. Iba con una idea de lo que quería que hiciera Rafael. Tiene que mejorar . En 5 minutos veía que iría bien o que no, iba cambiando el entrenamiento. Si programas tanto te cuesta más", decía Toni Nadal sobre la improvisación como algo positivo. 

"En tenis juegas con 6 raquetas. Cuando Rafael tenía 15-16 años, su manager Carlos Costa le quiso mirar el balance delas raquetas para ver si estaban equilibradas. Y todas eran diferentes. ¿Cómo puedes jugar con todas diferentes? A partir de ahí empezamos a tener problemas, hasta entonces nada. Incluso el color le afecta ahora", incide Toni Nadal: "Un conejo es hábil porque tiene miedo y está en una superficie irregular. Si lo pones aquí, en un sitio liso y sin amenaza, todo lo que facilita en exceso a veces debilita. No pretendo que me den la razón, es mi opinión".

A la pregunta de Germán Gabriel, director técnico de cantera y entrenador del Unicaja junior, sobre ejemplos y valores que transmitir, Toni Nadal fue claro: "Nunca hice nada dentro de una pista que no hiciera fuera. Lo que era bueno fuera debía ser buena dentro y viceversa. Tenemos 130 niños en la Academia, los que puede haber aquí. Intentamos hacer buenos jugadores. ¿Cuántos lo serán? No muchos. Sergio Scariolo decía que los que los buenos jugadores se lo pasan bien, los malos se lo pasan bien cuando lo hacen mal. Uno tiene que estar muy satisfecho por pertenecer a un club de la categoría del Unicaja y tiene que corresponder. Tenía una hija que jugaba al basket. Me quedaba sorprendido que con 12 años y cuando las chicas tiraban un libre los espectadores del equipo rival se ponían a silbar a un niño de 12 años. Me parece increíble. Para que una niña no meta, pitarle. Está institucionalizado. Todos perdemos los nervios, yo insulté a un árbitro en el circuito. Siendo importante, ganar no es lo principal. La correción es fundamental, no concibo no intentar hacer las cosas bien. Soy bastante normal, hay que intentar que cuando la gente se vaya diga 'esta gente es del Unicaja' y trasladeis una buena imagen. Cuando entrené a Rafael siempre pensé que sería un gran jugador. No pretendí que fuera un gran ejemplo para la sociedad, pero que no fuera un mal ejemplo. Me hubiera costado que fuera un chulo. Para que alguien se sienta especial debe ser especialmente tonto. Ganar va muy bien, pero la formación es básico. El que gane de pequeño no va a ser determinante para su progreso. Hagamos lo mejor posible".  

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