Copa del rey

Copa de cuatro chupitos (4-1)

  • Los bajitos de Pellegrini rescatan al Málaga en el cuarto de hora final de una dolorosa eliminación. La goleada no esconde el mal rato que se vivió desde el tempranero gol de Arroyo.

Hay muros que se erigen tan imponentes que no se pueden escalar ni bordear. Solo queda buscar una rendija. El Málaga, a base de darse inútiles cabezazos contra el del Eibar, dijo eureka en el cuarto de hora final. La marcha fúnebre se extendía por La Rosaleda, la disipó la dictadura de los bajitos. Buonanotte, Seba Fernández, Portillo. Excavaron en el área visitante y derrumbaron su denodada resistencia como una detonación. Y el cuadro blanquiazul pasó de cadavérico a huracanado. A ras de suelo, con acciones eléctricas y golazos, abrieron por primera vez bajo las actuales siglas el portón de los cuartos de final. Si el equipo se puede tomar otra copa, presumiblemente ante el Barcelona, es porque anoche se bebió al Eibar en cuatro chupitos.

El 4-1 son toneladas de maquillaje a una noche de terror. A los diez minutos los armeros encendieron el único interruptor que podía poner la eliminatoria empinada. A Kameni y Jesús Gámez les faltó velocidad de reacción y Arroyo hurgó en ello. El perfume a alcorconazo fue recorriendo el partido a medida que al Málaga le faltaba fluidez y puntería.Saviola, negado en el mano a mano, empezó su festival de despropósitos solo ante Irureta (36'). La noche iba para frustraciones. Otra primera mitad calamitosa. Lo peor es que esta vez el Eibar no necesitó jugar bien para meter en un lío al Málaga.

Las gradas de La Rosaleda no se merecían otro esperpento, la que iba modelándose como tercera eliminación de Pellegrini ante un Segunda B. Casi llenaron el estadio un día laborable y frío. Y tiraron de su equipo cuando más hacía falta, tras cada fallo de Saviola y Seba Fernández en el área. Con Demichelis y Portillo como medios centro de rescate, el monólogo de desacierto se repetía de manera irritante hasta que entró en juego una nueva variable: las llegadas a la contra del Eibar. Arruabarrena, con su peligrosa movilidad, sorteó a Sergio Sánchez pero se vio frustrado in extremis por Kameni. No fue una ocasión perdida, sino el inicio de la remontada. En apenas unos toques el balón ya estaba en el otro área, donde Saviola y Buonanotte hicieron claqué hasta que el Enano fusiló a Irureta. No dio tiempo a imaginar la prórroga. En dos minutos de nuevo el argentino paseó, esta vez por la banda, para meter una asistencia al corazón del área. Con algo de suspense, no podía ser de otra manera en Seba Fernández, pero el uruguayo obró la remontada.

Liberado el miedo, extasiado Martiricos, se desemelenó el Málaga, que se puso en manos de sus bajitos como si se dejara caer en una cama de plumas. Para enmarcar fueron los goles del cierre. Primero con la garra de Monreal, que en su jugada de porfía no solo dejó una maravillosa asistencia para el cabezazo de Portillo irrumpiendo desde atrás. En ese balón al que llegó y en el recorte ante Bóveda combatieron el Monreal tímido y el de antes de la lumbalgia. El que era volvió a aparecer en esa pugna, justo la que necesitaba para reencarnarse en el toro que llevaron a curar a Múnich.

Buonanotte, protagonista esta Navidad por reclamar mayor relevancia en el equipo desde las gestiones de despacho, se abonó a la reivindicación futbolística. Así se manifiestan los hambrientos. Controló en la frontal y cursó al esférico un viaje de ida a la escuadra izquierda. Claro que hubiera preferido no anotar ese tanto por el aterrizaje en su pierna derecha de un defensa del Eibar. Confirmado como el mejor revulsivo que tiene ahora mismo Pellegrini, se marchó al vestuario entre aplausos. Con el pie y la grada inflamados.

Es el sino de Pellegrini en esta Copa del Rey por la que camina como funambulista. Seba y Buonanotte, in extremis, le salvaron de una eliminación anterior en las ediciones precedentes como iniquilino de La Rosaleda. Parece estar escrito que la Copa es para los bajitos. Pero claro, hay otros, Messi, Xavi, Iniesta, que aguardan en la barra.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios