El Unicaja juega su particular final de la primera fase en Florencia, no en Siena. La Euroliga dio un ultimátum al Montepaschi para que se buscara un pabellón más grande. Los equipos con licencia A deben tener un aforo de más de 10.000 espectadores. Los otros equipos que no lo cumplen son CSKA y Barcelona. Los rusos lo sortean jugando puntualmente en un pabellón de 15.000 espectadores. El Barcelona sigue en el Palau. Básicamente, la sede de la Euroliga está en la Ciudad Condal, Siena no es Barcelona y Montepaschi, cuya solvencia está en el punto de mira porque ha sido rescatada prácticamente, no es el Fútbol Club.

Así que los aficionados del Montepaschi toman cada jueves o viernes de Euroliga el tren o la A1, carretera que une las bellas Siena y Florencia durante 79 kilómetros, para ver a su equipo. No es la cancha habitual de entrenamiento y no existe la clásica ventaja de conocer los aros y las referencias habituales del lugar donde se trabaja cada día, pero el Montepaschi no está jugando solo precisamente. La media de espectadores que acude al Nelson Mandela Forum es de 5.507 espectadores en los cuatro encuentros celebrados hasta ahora. El año pasado, 4.254 espectadores acudieron al Palaestra a los 12 encuentros de Euroliga, incluidos los del Top 16.

El Montepaschi fleta autobuses gratuitos rumbo a la capital de la Toscana. Además, se hicieron convenios con colegios de Florencia, donde no hay baloncesto de alto nivel desde hace décadas, para que el pabellón presentara un buen aspecto, algo que se está consiguiendo (caben 7.000 personas). Aunque no existe la atmósfera mágica del Palestra, es un exilio pero no tan pronunciado. Ganó dos partidos y perdió otros dos. Ante el Unicaja se verá lo que hay.