Quizá el foco de las estrellas de esta Copa Davis que acoge Málaga esté en otro lugar. En Novak Djokovic, sobre todo, y Sinner, finalistas en Turín pocos días antes del inicio del torneo. Pero hay más jugadores de altísimo nivel presentes en el Carpena. Uno de ellos es Felix Auger-Aliassime, que el año pasado salió del Palacio malagueño consagrado como estrella emergente tras liderar a su país a ganar por primera vez en su historia la Ensaladera. No fue sólo el título de la Davis. Había completado un final de 2022 sensacional, ensartando los títulos en Florencia, Amberes y Basilea. Acabó la temporada como el sexto jugador del mundo y con perspectivas de asaltar el Top 5 en la siguiente temporada.

Pero 2023 ha sido decepcionante para el joven canadiense de raíces africanas (padre togolés) y formación francófona en Montreal. Se estrelló en los grand slams, con una cuarta ronda en Australia para caer después en primera en Roland Garros, Wimbledon y US Open, donde el año anterior había sido semifinalista. Es su gran talón de Aquiles. Desde que en 2018 ya irrumpió en la élite antes de ser mayor de edad, sólo jugó otros dos cuartos de final, en Londres y Melbourne. No han ido mejor los Masters 1000, con una tercera ronda como mejor resultado y un raquítico 4-6 de balance. Su único destello fue el título en Basilea a finales de octubre en Basilea, donde repitió título ante Hurkacz. Todo ello le ha llevado a caer hasta el puesto 29 en el ranking ATP. 

En Málaga, no obstante, parece que sonríe. En la rueda de prensa previa al evento, Aliassime se mostraba contento por revivir un lugar donde vivió sensaciones irrepetibles. "Fue especial, sí, volver a ver la cancha donde ganamos el título. Personalmente, el año pasado fue un momento muy especial para mí: ganar el último partido para conseguir el título. Siempre es lindo estar de regreso. Es mejor para mí volver como actual campeón que al revés, ya sabes, si tal vez hubiéramos perdido esa final... Es agradable volver a un lugar donde tienes buenos recuerdos y espero que eso nos pueda servir bien esta semana", confesaba el joven de 23 años y 1.94 metros con una poderosa derecha.

Admitía, eso sí, Aliassime que la situación no es la misma. "Sí, el año pasado llegué con mucha confianza y jugué uno de los mejores tenis que he jugado hasta ahora en mi carrera. Este año ha sido más desafiante, pero sí, creo que lo más importante para mí personalmente, creo que para todos aquí, es que cuando venimos como equipo siempre creemos que podemos ganar, y todos creen en sus compañeros de equipo. que son capaces de ganar cualquier partido. Sólo tenemos que tomarlo uno por uno. Es un torneo aparte del resto del circuito. Por eso a veces siempre se ven sorpresas en la Copa Davis. Hay una energía distinta. Entonces, independientemente de lo que suceda durante el año, creo que debemos llegar con el mismo nivel de confianza en uno mismo y en su equipo", cerraba el vigente campeón, respaldado esta vez por compañeros distintos, sin Shapovalov pero con el veterano Raonic.