El Gipuzkoa quiso más (69-61)

Gipuzkoa Básket - Unicaja · la crónica

El Unicaja desperdicia tres buenas ventajas para romper el partido y lo acaba pagando desfondado en el último cuarto- Los pivots cajistas fueron aniquilados por Doblas-

Foto: EFE
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Al Unicaja le pasó tres veces el partido por delante. Al final del primer tiempo, mediado el tercer cuarto y a comienzo del último. Dispuso de tres ventajas interesantes, cercanas a la psicológica barrera de los 10 puntos. No tuvo el instinto asesino para matar el partido. Influyó el buen hacer del rival, un animoso, ordenado y combativo Gipuzkoa que suple carencias con la batuta de Sito Alonso y con un equipo que desprende química y buena sintonía. Esa falta de colmillo retorcido impidió la victoria en Illumbe (69-61) y propició la tercera derrota doméstica de la temporada.

Un partido valle situado entre dos picos como del Bayern y el duelo de Florencia siempre es peligroso. Esa falta de ímpetu para asestar un golpe definitivo costó que el partido se decidiera en el último cuarto (44-44 al final del tercero). Y ahí la cabeza y las piernas eran del equipo local. No tuvo el brío el Unicaja para gobernar el partido, que en la primera parte había desequilibrado Doblas y en el cuarto final Winchester. Se echó en falta la consistencia interior que hubo por arrobas ante el Bayern. Stimac, Fran Vázquez, Caner-Medley y Domas Sabonis sumaron cinco puntos entre los cinco. Raquítico bagaje ante los 19 de Doblas. Granger y Suárez se echaron el equipo a las espaldas, con un buen Calloway en la segunda mitad. No fue bastante para doblegar al equipo donostiarra. La realidad es que el Unicaja no puede dejar que su talento gane. Si activa el modo rodillo es un equipo que compite con la élite europea y demuele a los de zona baja en la ACB. Si no está cerca de su tope de rendimiento es complicado que gane, sobre todo en una pista que se le da particularmente mal. Cierto es que cambian los jugadores y los entrenadores y que tiene una difícil explicación. Pero Illumbe se atraganta con bastante frecuencia.

Concentrarse en un partido es deber del profesional, pero es humano dispersarse cuando el premio es mucho mayor en unos días, lo de ayer no otorgaba más gloria que la del día a día que propugna Plaza. Lo del jueves es un chute de adrenalina, lo de ayer un rutinario partido de temporada regular ante un rival que prepara durante una semana la visita. No son excusas, simplemente realidades cuando un equipo no es tan insultantemente superior como ahora lo es el Real Madrid. Tardó, pues, en carburar el Unicaja ante un rival en el que David Doblas parecía un ogro comeniños cerca del aro. A sus 32 años y con una década en la ACB es difícil que el cántabro sorprenda a estas alturas. Bien sabido es qué tipo de jugardor es. Pero el destrozo que hizo en la primera mitad fue de época. 17 de los 30 puntos (siete faltas recibidas) de su equipo los metió él.

El Unicaja tocaba fondo con la rotación (25-18, 26-20) antes de que Granger tocara arrebato y comenzara a ser un cuchillo para dividir la defensa guipuzcoana y repartir juego. Contribuyó de manera decisivo en un parcial de 0-13 que apareciera en pista Fran Vázquez, renqueante de su espalda pero determinante defensivamente. Se le echó de menos en ataque, como a todos los pívots del Unicaja. Pero Doblas se le fue la primera vez, no la segunda. Plaza quizá pretendía reservar la bala del gallego para el jueves si el partido iba viento en popa, pero no era el caso. Fran en su estado actual condiciona partidos desde atrás. Aunque también se le necesita delante. El Unicaja igualó su peor anotación de la temporada, los 61 que anotó en El Pireo, donde curiosamente el Olympiacos calcó el resultado de ayer (69-61).

Un activo Vidal, que dibuja una línea ascendente una vez que parece que ha acabado su pretemporada, daba puntos y el Unicaja marcaba un tope de siete (26-33), antes de que el bloque de Sito Alonso redujera con una última canasta de Doblas (30-33). La sensación era que el Unicaja tenía una munición superior, pero que debía emplearla cuanto antes.

Un momento determinante en la suerte del partido pareció cuando, en el minuto 23, Doblas cometió su tercera y cuarta falta en dos jugadas seguidas. El Guipuzkoa se veía despojado de su hombre más determinante hasta el cuarto final, reservado por su técnico. El comienzo fue trabado y el Unicaja tardó tres minutos y medio en anotar. El tiempo que tardó Carlos Suárez en encontrar desde el poste bajo la llave para abrir la defensa vasca y la espita de un parcial de 0-8 que otorgaba una interesante renta de ocho puntos (33-41). Agua de borrajas. Un dos más uno y un triple de Winchester y otro de Robinson fulminaron la ventaja cajista en un minuto y pico. 44-44 al final del tercer cuarto y todo abierto.

Y ahí faltaron piernas e ideas, oxígeno y cerebro. Se encajaron 25 puntos, Winchester tiene nombre de fusil y así lo demostró. En una misma jugada se concedieron cuatro rebotes de ataque. El Unicaja quizá tenía la cabeza en Florencia, donde se juega la temporada europea. Pero para moldear ese equipo que tenga la victoria como hábito como aspira Joan Plaza se necesita ganar partidos francos como el que tuvo ayer el Unicaja. Si el rival quiere más, gana. Es una lección que debe aprender el equipo cajista.

Ficha

69.- Gipuzkoa Básket: Neto (7), Cortabarria (3), Robinson (8), Ramsdell (11), Doblas (19)- cinco inicial- Winchester (12), Olaizola, Salgado (3), Hanley (6), Motos.

61.- Unicaja: Granger (16), Suárez (11), Vidal (7), Caner- Medley (4), Hettsheimeir (1)- cinco inicial- Fran Vázquez, Sabonis, Urtasun, Toolson (7), Kuzminskas (2), Stimac (3), Calloway (10)

Árbitros: Bultó, Guirao, Rial. Eliminaron por cinco personales a David Doblas.

Marcadores por cuartos: 14-14; 30-33- descanso- 44-44; 69-61.

Incidencias: Encuentro disputado en el San Sebastián Arena 2016 ante 6.000 aficionados.

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