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Granger: es la hora

Si hubiera que asociar a este Unicaja a un jugador en concreto, Jayson Granger sería el termómetro más fiable del equipo malagueño en este bienio en el que ha estado en Málaga. Parece complicado que siga más tiempo aquí por las novias que le cortejan, pero él no quiere que sea su último partido con la camiseta verde. El mejor base de la ACB en la temporada 2014/15 quiere llegar más lejos. Es también una cuestión de orgullo personal.

No ha sido una temporada sencilla, pese a los reconocimientos y a su fulgurante progresión, para Granger. Con 25 años ha vivido cambios personales en su vida. Sabe lo que es cruzar el charco con 16 años y hacer vida y carrera en otro continente, pero el crecimiento profesional también conlleva peajes. Tuvo dudas sobre si dejar a su representante de toda la vida, Regino Olivares, por los cantos de sirena de Raznatovic. Pero permaneció fiel a quien tuteló su carrera desde lo más incipiente, cuando se construía una casa en Uruguay y el hijo de Jeff Granger le cautivó.

"A ver si podemos controlarlo de alguna forma", era la frase de Ibon Navarro tras el segundo partido, referida a Granger, que durante la temporada ha realizado buenos o muy buenos partidos ante los vitorianos. Volvió a ser dañino en Vitoria y se presenta como el máximo anotador (12.5 puntos) tras dos partidos. En ocasiones da sensación de que Granger busca su opción como la primera a la hora de atacar. Nadie tiene su desequilibrio y su combinada peligrosidad en penetración y tiro en la plantilla, pero también los equipos rivales le tienden trampas para que sea individualista.

"Va ser un partido tremendamente duro. Los dos equipos saldremos a por todas y por eso será muy importante la ayuda que nuestra gente nos dará desde la grada del Carpena. Tenemos que hacer valer nuestro factor cancha. Este año hemos ganado 15 partidos seguidos en nuestra casa. Sólo hemos perdido dos y al final, y eso es porque en casa nos sentimos arropados y más fuertes", explicaba el uruguayo, elegido por el club para hablar en el día previo a un partido tan trascendente. No es casualidad que lo hiciera ayer también. Por sus manos pasan muchas de las opciones del partido de esta noche. Plaza le ha mandado mensajes en la sala de prensa, más zanahorias que palos, pero también, más allá de las conversaciones privadas, era para prepararlo mentalmente para situaciones como ésta.

En su alocución, Granger aboga por hacer tabla rasa y pensar sólo en el partido de esta noche, sin mirar la vista atrás para lamentos. "El play off es así. Cada partido es un punto y ahora estamos empatados a uno. Hay que pasar página y centrarnos en este lunes", prosigue Granger: "Sólo nos vale ganar y saldremos concienciados de eso. Nuestro juego se basa en un trabajo en defensa consistente e inteligente. Somos de los equipos que menos puntos recibe y que menos faltas comete en cada partido y eso es porque defendemos muy bien, no porque nadie nos haya regalado nada. Tenemos que seguir el guión de toda la temporada: ser sólidos en defensa y luego correr en ataque. Empezando nuestro trabajo desde ahí y con la ayuda de la grada estaremos en el camino correcto hacia semifinales".

"Llevamos todo el año trabajando muy duro, ganando partidos con muchísimo esfuerzo, fuimos líderes o colíderes durante 21 jornadas y eso demuestra que este equipo se merece estar donde está y llegar a semifinales. Ese ha sido nuestro nivel durante todo el año", insiste el charrúa, que se mete también presión propia y colectiva para cumplir a la hora de la verdad: "Ahora toca demostrarlo en la cancha y estamos dispuestos y preparados. No vamos a dejar que nadie nos gane en ilusión y ambición. Somos los mismos que hemos estado juntos todo el año, trabajando duro y ganando con apenas un cambio de jugador desde agosto... Somos un equipo y ahora vamos a por todas".

La historia está a favor del Unicaja, también los datos y los números. Diríase que también las sensaciones. Falta ahora que se demuestre sobre el parqué. Y ahí el número 15 del Unicaja, pese a que aún le duele la costilla en la que fue golpeado hace dos semanas ante el Barcelona y no respira del todo bien, tendrá que mucho que decir. Seguramente, es su hora. Y no quiere decir sus últimas palabras como cajista, aún.

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