Win or go home. No queda otra. La temporada del Unicaja pende de un hilo y el equipo de Joan Plaza se juega en la noche de hoy mantenerse vivo en la lucha por el título y no hacer las maletas definitivamente en busca de unas vacaciones de las que más de uno no volverá, al menos, a jugar como local en el Martín Carpena.

Un pabellón que se convertirá durante 40 minutos en un infierno capaz de acongojar a los mejores equipos del Viejo Continente. Su fama la precede y la situación lo requiere. Desde la consumación del 2-0, tanto el club como la afición han ido preparando el ambiente hasta hoy. Si el Barcelona quiere cerrar la serie en Málaga tendrá que sudar gotas de sangre para arrancar un triunfo en los dos partidos que pueden disputarse en tierra tan hostil para los de Xavi Pascual.

El Unicaja se aferra al ejemplo de la temporada pasada, cuando en similares circunstancias fue capaz de levantarse y de plantar cara al Real Madrid, llevarlo al límite y rozar el quinto partido. Sin duda, el mejor ejemplo en el que pueden mirarse los hombres de Plaza. Alcanzar la final se ha puesto en chino para los malagueños, pero alargar la serie hasta el cuarto encuentro es uno de los mínimos que se le puede exigir al club de Los Guindos después de la gran temporada que han cuajado.

Para ello, los cajistas deberán mejorar muchas de las facetas de su juego, ya que la imagen ofrecida en Barcelona no ha sido siquiera cercana al potencial real que este plantel ha llegado a mostrar a lo largo del curso. De ahí, que el hecho de jugar en casa sea un empujón más para intentar reencontrarse con la mejor versión de los malagueños, la misma que les permitió estar al frente de la clasificación durante 21 jornadas.

Mejorar los porcentajes de tiro se antoja fundamental. Lo destacó Plaza en sala de prensa y las cifras lo avalan claramente. Con un 42% en tiros de dos, es imposible que este Unicaja derrote al Barcelona. De ninguna manera. Pese a los buenos números en rebote, tanto ofensivo como defensivo, el escaso bagaje atacante que ha evidenciado el conjunto malagueño en estos dos partidos es preocupante. 60 y 70 puntos. Cifras demasiado bajas cuando la defensa tampoco ha sido capaz de frenar el potencial culé (por encima de los 90 puntos en ambos encuentros).

Dos pilares demasiado importantes como para sostener la diferencia de calidad ya existente. Y, como no, dejando a un lado lo colectivo, las individualidades cajistas también tienen que lucir en un día como hoy. Granger ha sido una sombra al lado de Satoransky. Vázquez, Toolson, Suárez o Vasileiadis están en el equipo para jugar partidos como este y responder. En su mano está que la gente pueda disfrutar un día más de la magia del play off.