Cambio de sentido
Carmen Camacho
Zona de alcanfort
nuria benzal Andaloussi
Nuria Benzal (Estepona, 1985) fue reclutada con sólo 14 años desde Valencia y con 17 ya jugaba Liga de Campeones con el Osito L'Eliana. Tras un década en la élite se ha consolidado en la selección y tiene recorrido para un ciclo olímpico más. Jugó en Serbia, sede del campeonato, y ahora lo hace en Hungría.
-Juega el Mundial en un país que le es familiar. Estuvo un año en el Zajecar.
-Ahí vamos, a guerrear un poco. La ciudad de la primera fase, Zrenjanin, no la conozco, pero del año allí me quedó algo de la cultura serbia.
-¿Qué tal le fue?
-La experiencia a nivel personal y deportivo fue buena. Ganamos todo lo posible, pero hubo problemas económicos, nos dejaron de pagar unos meses.
-Y ahora en Hungría, con el Fehervar.
-Por ahora muy bien. Es una liga muy física, pero con mucho nivel. El balonmano allí es un deporte muy tradicional. Están todos los pabellones a reventar, sale mucho en todos los medios... Jugamos la Copa EHF y deportivamente compensa.
-Han formado una pequeña colonia malagueña por allí.
-Sí, Calatayud, que fuera portero del Málaga, juega en el equipo de mi ciudad, que se llama Székesfehérvár. Paso mucho tiempo con su mujer y sus hijos. Soy la única extranjera y vivo sola allí, así que hay que buscarse un poco la vida. Después también hay dos entrenadores de baloncesto. Y también Antonio Carlos Ortega con el Veszprem, hemos quedado alguna vez también por allí.
-Su caso no es la excepción. 12 de las 16 jugadoras de la selección lo hacen fuera de España. ¿Ayuda o perjudica?
-Tiene su lado positivo, que vamos adquiriendo otra forma de jugar, otras características a las que en España a lo mejor no se da tanta preponderencia. Se trabaja más el físico. Nosotros somos más jugonas, creativas y rápidas. En otros países el físico es el que manda por encima de todo. El lado negativo que nos puede costar adaptarnos unas a otras por ese motivo, por venir de ligas diferentes. Pero llevamos tiempo años jugando juntas y con rapidez podemos adaptarnos en cuantos jugamos algunos partidos y entrenamos.
-Las últimas medallas han elevado las expectativas. ¿El objetivo es pillar otra?
-Nosotras vamos partido a partido. Nos haría mucha ilusión la medalla, pero tenemos los pies en el suelo, el campeonato es muy largo y cuando llegas a las eliminatorias no hay margen de error. Esto es el máximo nivel del balonmano, así que no puedes jugar un partido en teoría fácil, te la puede jugar cualquiera.
-¿Qué tal ambiente se respira?
-Es genial, siempre ha sido bueno, nos caracterizamos por ser un equipo, es una de nuestras fortalezas.
-¿Notan un mayor reconocimiento y difusión del balonmano femenino?
-Si soy sincera creo que es un poco interminente, sólo en grandes eventos. No es lo mismo que el fútbol, vamos. Esperemos que la repercusión mediática crezca, que beneficie a nuestro deporte y al deporte femenino en general, no sólo al balonmano, para recuperar patrocinadores y que vuelva a invertirse otra vez.
-¿Vuelve mucho por Málaga?
-Ufff, poco. El día 29 de diciembre volvemos a jugar la Liga en Hungría, así que tras el Mundial un par de días para las fiestas. El pasado verano estuve un par de semanas recuperándome de una lesión.
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