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La Liga ya está aquí

SE hizo esperar pero ya está aquí la mejor Liga del mundo. Por fin ha echado a andar y qué mejor manera hay para empezar la competición que en el Sánchez Pizjuán y contra el Sevilla. Sé que muchos de los aficionados malaguistas querían comenzar la liga contra el Barcelona de Guardiola y sus jugadores. Pero si a mí me hubiesen dado a elegir, yo prefiero comenzar enfrentándome al Sevilla porque ganar en el Pizjuán no tiene precio. Esta vez no pudo ser. Empezar perdiendo en el minuto uno el primer partido de Liga te condiciona todo lo que habías preparado durante los meses de pretemporada. Tras los dos primeros goles, el Sevilla se dedicó a esperar y a tratar de salir rápido a la contra.

En el Málaga hubo de todo. Cosas que me gustaron y cosas que me dejaron algo preocupado. No se puede empezar la competición con la falta de concentración con la que se inició ayer el partido porque en el primer gol no hay un culpable en particular. Un balón colgado desde la banda y nadie se hace cargo del delantero, que remata en boca de gol. Bueno, estas cosas pasan en el fútbol porque si no se cometieran estos errores todos los partidos terminarían empate a cero.

Tampoco me gustó la poca intensidad con la que el equipo iba a recuperar el balón. En ese tema, en la presión, el Sevilla nos comió. Cuando nosotros teníamos la posesión del balón, ellos iban de verdad a la disputa. A pesar de todo, también existieron cosas positivas. Me gustó mucho la apuesta ofensiva del equipo, con mucha movilidad, arrastrando al rival para un lado y entrando por el otro lado con Jesús Gámez. Disfruté con el trato de balón que tuvimos, con poca profundidad pero ese control del esférico nos va a dar muchos puntos este año. La pena es que en este partido nos pusimos por detrás en el marcador y el Sevilla se replegó, pero esto no va a ocurrir siempre.

En la segunda parte el equipo salió con otra intensidad a la hora de la recuperación de la posesión y eso nos permitió robar el balón en campo contrario y generar más peligro. Con los cambios, el entrenador intentó proporcionar otro ritmo al partido, darle mas velocidad en ataque con Seba y mayor circulación con Maresca, pero no surtió el resultado esperado porque el partido acabó perdiéndose. No quiero olvidarme hablar de una individualidad como la de Cazorla. Este jugador me parece un fuera de serie, sé que ayer no estuvo todo lo bien que esperamos, pero este futbolista juega a otro ritmo, no físico sino mental. Va por delante de todos y piensa mas rápido que el resto de sus compañeros. Antes de recibir el balón, él ya sabe lo que va hacer. Ahora lo que queda es trabajar más y mejor para que todos los jugadores se muevan a la misma velocidad que Cazorla, porque cuando logremos esa velocidad de juego estoy seguro de que seremos imparables. Por último, quiero finalizar con el refrán de que un tropezón no es una caída. Hay que seguir trabajando.

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