Miguel Solís, el malagueño que fue atropellado como Alejandro Valverde, completa 500 kilómetros entre Málaga y Jerez
Ciclismo
El ciclista malagueño reivindica la seguridad para los ciclistas tras sufrir tiempo atrás un accidente con largas travesías para concienciar
Al Everest desde Fuente Olletas

El atropello sufrido por Alejandro Valverde el pasado fin de semana ha vuelto a poner de manifiesto la inseguridad de los ciclistas en la carretera. El malagueño Miguel Solís lleva tiempo reivindicándola, a raíz de un accidente en el que, por suerte, no tuvo consecuencias drásticas. Pero vivió también cómo un conductor que se dio a la fuga tras dejarlo inconsciente. Desde entonces completa largas travesías en esta pelea por reclamar respeto para quien utiliza este medio de transporte. El lamentable episodio del murciano recuerda que hay trabajo por delante.
La pasada semana, Miguel Solís completó una ruta de ida y vuelta entre Málaga y Jerez de la Frontera, sede de la Federación Andaluza de Ciclismo. 467 kilómetros, con nivel positivo de 5.535 metros, 17 horas de carrera a una media de 27 kilómetros por hora, más de 11.000 calorías gastadas y 162 watios de promedio. Son las cifras. "La ruta como siempre fue toda una experiencia. Salir a las 12 de la madrugada y pedalear toda la noche fue diferente. En Ronda paré a poner la batería de repuesto o cargador a las luces y fue muy raro llegar a Ronda y ser noche cerrada aún. Eso sí, mucho frío, por toda la zona de Ronda y Grazalema no pasó la temperatura de los 7 grados, menos mal que me llevé un chaleco, pero aún así pasé mucho frío, sobre todo en las bajadas. Por primera vez prefería subir a bajar...", relataba el ciclista malagueño sobre cómo fue la experiencia: "Después me empezó a amanecer en el pueblo de Grazalema y allí me pare en un mirador y vi amanecer. Seguí y ya una vez pasado el Puerto del Boyar y El Bosque cogí una carretera nacional que me llevaba hasta Jerez que la recordaba de la Vuelta a Andalucía, que la hice en coche para ir a Chiclana, y recordaba que le decía a quien venía conmigo en el coche que vaya carretera para ir en bici tiene que ser ésta: ancha, recta con repechos durísimos y en la que los coches te pasan a 120 por hora".
"Llegando a Jerez me reuní con el presidente de la Federación Andaluza de Ciclismo con el fin de apoyar la iniciativa que llevo a cabo de crear conciencia sobre la protección al ciclista. Hice un desayuno/comida en Jerez y me volví. Ahora la carretera fea ya era con calor.. Sobre las 13:00, el puerto del Boyar lo subí por la cara larga y dura. La verdad es que físicamente iba muy bien pero este puerto ya me dejó un poco tocado. Una vez que lo pasé tenía pensado parar a la vuelta en Grazalema a reponer agua y comer algo de mis barritas pero sentado tranquilo, en una gasolinera que vi a la ida, pero cuando pasé estaba cerrada y seguí con poca agua y justo al salir de Grazalema ya el cuerpo me dio el bajón. Empecé a comer barritas de sales y geles de la marca que me colabora y pensando en que tenía que llegar a Ronda y parar en la gasolinera a comprar agua y una Coca-Cola. Y también sabiendo que ya desde Ronda era terreno conocido y me sería más fácil mentalmente llegar", precisaba el malagueño sobre el recorrido: "Llegué a Ronda, compré agua, RedBull... Comí y ya fue apretar porque sabía exactamente lo que me quedaba... El viento a partir de Ardales me dio a favor y Gaby [fotógrafo] me esperó para acompañarme en Pizarra (que me alegró mucho ya que fui todo el camino solo). Y ya con él y el viento a favor llegar hasta el Rincón".
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