Migueli se eterniza en La Rosaleda
El bautizo de la puerta ocho del estadio con su nombre tuvo lugar en un emotivo acto El club homenajea así a una de sus leyendas más de diez años después de su fallecimiento
En el día de los enamorados, por fin hubo una respuesta, por fin La Rosaleda le dio a Migueli el homenaje merecido, la demostración del mismo amor que él demostró durante sus 463 partidos, más de 13 años, vistiendo la camiseta de rayas blancas y azules. Un homenaje que, tristemente, llega demasiado tarde para él, fallecido hace más de diez años en la previa de uno de los encuentros más importantes en la historia del malaguismo, con la victoria en Elland Road. Miguel dejó este mundo pero su recuerdo pervive mucho tiempo después, y de ahí el origen de este acto.
Una tela cubría el cartel que ahora preside la puerta ocho, el número que portó Migueli tantas tardes, hasta que llegó toda la comitiva. La familia, en primer lugar, junto a dos malagueños de la primera plantilla como son Gámez e Isco, pero detrás de ellos venía una legión de veteranos, compañeros que representan toda la historia del club. Fueron sus nietos, seguramente los más jóvenes del encuentro, quienes destaparon el homenaje.
Pero la presencia de Migueli no se limita al exterior, pues dentro del estadio, en la bocana de la misma puerta que da acceso a las butacas, se encuentra toda una biografía del mítico centrocampista, el legado de la memoria a los que no tuvieron la oportunidad de verlo y el inicio de una zona museística del estadio, destinada a honrar a todas esas glorias que con su fútbol construyeron la historia del Málaga.
Uno de los que pudo comprobar de primera mano quién fue Migueli es Antonio Benítez. Alicantino, pero malagueño de adopción, ambos compartieron siete años de sus vidas con las paredes del vestuario como principal testigo. Su reacción al homenaje era una de las más esperadas pero la emoción que embargó a Benítez fue tal, que no pudo articular más de una frase entre lágrimas: "Ha sido el mejor jugador del Málaga en toda su historia con diferencia, porque lo tenía todo: era buena persona, buen jugador, tenía un par de pantalones y jugaba bien al fútbol".
Orgulloso de su padre se mostró Miguel Ramos, el hijo de Migueli, que además de compartir nombre muestran un parecido físico muy evidente. Un orgullo extensible a todos los malagueños, pues Migueli fue el primer jugador malagueño internacional con la selección absoluta de la selección española, seguido por Isco. Gámez comparte la fidelidad, pues han defendido los colores blanquiazules casi el mismo periodo de tiempo. "Siempre es importante que a uno se le recuerde, ha sido muy querido y para todos los malaguistas es un orgullo. Ojalá algún día pueda tener yo esta puerta. Creo que sería un momento bonito y significaría que he estado haciendo las cosas bien. En mi caso, llevo ocho años en la primera plantilla y unos cuantos en la cantera así que no creo que haya nada que sea imposible", afirmó el defensa fuengiroleño.
Así, el recuerdo de Migueli permanece más vivo que nunca. Miguel Ramos Vargas murió el 27 de noviembre de 2002, pero aún resuenan las palabras que dejó poco antes de marcharse: "Por suerte o por desgracia, salvo un año al Cádiz, toda mi carrera ha transcurrido en el Atlético Málagueño y el Málaga. 13 años en un equipo es muy difícil, casi impensable hoy en día. Llegar a esos partidos que tengo será complicado, pero es una anécdota. Son los años de la juventud, la ilusión que se tiene para jugar con el equipo nacional es incomparable", rescató ayer la Cadena Ser.
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