Nedovic, el factor N
El serbio llega como un tiro a la eliminatoria ante su ex equipo, el Valencia Relata su amor por el baloncesto desde que tenía 11 años y estaba en Ascoli con su padre, balonmanista
En su muñeca izquierda, Nemanja Nedovic tiene tatuada una fecha en números romanos. 14 de enero de 1963. Es el día de nacimiento de su padre, Sladjan, jugador de balonmano que marca una infancia itinerante por Austria e Italia. Unos vídeos en la DSF alemana de NBA con las mejores jugadas de Kobe Bryant, un primer encuentro con la pelota naranja y un flechazo eterno con el baloncesto para dejar el 40x20. "El primer día que mi madre me llevó al baloncesto entendí que sería mi vida", rememora Nedovic, convertido en la imagen de este Unicaja rampante que llega como un tiro al play off. Promedia 17 puntos por partido en los dos últimos meses en ACB.
En su casa de Ascoli, cerca de Roma, donde jugaba su padre, Nedovic tenía colgado un póster de Alessandro del Piero. De aquellos años viene su amor por la Juventus de Turín, que no esconde por las redes sociales y que alguna vez le costó una reprimenda de aficionados cajistas por algún tuit a deshora tras una derrota. El sábado celebraba el gol de Morata que le daba el título de Copa ante el Milan. "El Ascoli estaba entonces en la Serie A y pude ver a la Juventus dos veces en directo. Desde entonces, siempre Juve", relata divertido Nedovic, que transmite confianza antes de la eliminatoria con el Valencia.
"He jugado a todos los deportes posibles, creo. El primero fue el balonmano. Iba a ver partidos de mi padre, pero también jugué. Primero tuve que ser portero. Mi madre estaba en la grada y vio cómo me golpeó un balón en la cara... Y se acabó el balonmano", bromeaba Nedovic en un reportaje con la Euroliga, en el que relataba una curiosa anécdota cuando explica todos los deportes en los que se inició: "Probé el tenis también. Después jugué también al fútbol, pero me veían descoordinado. Y practiqué natación. El equipo nacional de Italia me ofreció la posibilidad de nadar con ellos, pero justo una semana después probé con el baloncesto y ahí me di cuenta de que era el deporte que iba a amar. Las distancias, el balón, la canasta, desde el principio sentí que era lo mío. Y desde entonces es mi vida. Mis padres me permitieron decidir lo que quería y así lo hice. En cada deporte necesitas competir, tienes que tener el deseo de ganar. Desde que era un niño me gustaba ganar, lloraba cuando perdía y tenía fuego competitivo. El baloncesto me enamoró desde el día 1",
Unas condiciones físicas privilegiadas permiten al serbio saltar 104 centímetros en vertical. En el Adidas Eurocamp de Treviso, antes de ir al draft de la NBA, así lo midieron. Piernas de raza negra que le permiten mates espectaculares. Pero Nedovic es más que físico. Ese fuego competitivo del que hablaba había permanecido latente, pero oculto, en sus primeros meses en Málaga. Ahora sale a borbotones. Incluso transmite más, se le ve gesticular con frecuencia y celebrar canastas, a menudo dedicadas a Markovic. Nedovic ha estado dos años sin disfrutar demasiado del baloncesto. 16 meses en el aún mejor equipo del mundo, los Warriors, le valieron para aprender de Curry, Thompson o Green, pero apenas pudo jugar una veintena de partidos en la NBA.
Su readaptación a Europa no fue sencilla. El Valencia fue su pista de aterrizaje. Confiesa Nedovic que nunca se sintió cómodo, algo que no le sucedió en Málaga. La adaptación llegó antes fuera que dentro de la pista. Ahora disfruta. "Llevo dos meses muy buenos, me siento con mucha, mucha confianza. Juego a un buen nivel, pero son mis compañeros los que lo permiten. Hemos dado dos pasos adelante. Hemos ganado tres partidos fuera de casa seguidos, lo que hubiera sido imposible hace semanas. Estamos bien y eso nos hace tener esperanzas", asevera Nedovic, que sabe que el ambiente en La Fonteta va a ser caliente: "En Valencia jugué el año pasado play off contra Bilbao y Madrid. La tensión en la ciudad es grande. Se quiere que el club tenga éxito. El primer partido en Valencia es el más importante. Si conseguimos robar el factor cancha tendremos la oportunidad de rematar en casa. Será muy, muy duro. Tenemos días para descansar y trabajar".
Permanece un buen núcleo que coincidió con Nedovic el año pasado en el club taronja. Y de su boca sólo sale respeto. "Todo su equipo es muy equilibrado, pero creo que su juego interior es el mayor peligro, con Hamilton y Dubjlevic. En esa posición tienen jugadores del más alto nivel europeo. Tenemos que ayudar todos, tenemos que jugar como equipo. Será duro, pero nos sentimos bien, tanto el equipo como yo. Será una gran y dura serie, creo que la más interesante de todos los cuartos de ver", afirma el serbio, que elogia el nivel de los play off de la ACB: "Es diferente a otros países. En Lituania es Lietuvos-Zalgiris, juegas seguro la final. Igualmente en Serbia con Estrella Roja o Partizan. Estás más enfocado a pensar, aunque estés en cuartos, en Zalgiris o Partizan. Aquí es diferente, cualquiera de los ocho puede ganar. Seis equipos pueden ganar la Liga, lo creo así. Es por ello que creo que la ACB es la mejor Liga de Europa, no hay esa competitividad en otros países. Si la ganáramos... Sería inmenso. Pero ahora sólo pensamos en Valencia. Diría que 50%-50% es justo. Jugamos hace 10 días y ganamos. Pero será difícil y diferente, con el factor cancha en contra. Creo que 50-50 es el mejor pronóstico".
Nedovic anuncia que está en modo play off. "En cuartos de final ganas dos partidos y estás en semifinales, pierdes dos y estás en casa. La concentración debe estar en los niveles máximos. Son 10-15 días, ojalá que más, para pensar sólo en baloncesto, en nada más", recuerda Nedovic, el factor N de esta eliminatoria de cuartos de final ante el Valencia, el jugador especial que ha llegado en su mejor momento en un par de años al instante decisivo de la temporada.
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