Nietos de Lenin, hijos del gas
El Zenit es heredero de los antiguos soldados de la Fábrica del Metal de Leningrado · Sus actuales propietarios lo han convertido en joven rico de Rusia
La historia de San Petersburgo no se entiende sin la figura del zar Pedro el Grande, monarca vital en el cambio de mentalidad ruso del siglo XVII. Se empeñó en occidentalizar la nación, con reformas y también con capítulos a las bravas. Culminó su obra con la fundación de la ciudad de San Petersburgo, que pretendía ser centro cultural del país, algo parecido a una Grecia clásica para aglutinar los empeños culturales de las nuevas mentes. Hoy se mantiene esa identidad de ciudad. El Zenit, equipo de vanguardia del país, joven adinerado, nada tiene que ver con los chicos de la Fábrica del Metal de Leningrado, la que alumbró el nacimiento de este nuevo rico de la Europa futbolística en mayo de 1925.
Aquel club era casi una vía de escape a la situación bélica y de cambio de la nación. Algunos de los Stalinets, así se hacían llamar los abuelos de este Zenit, llegaron a morir en la Segunda Guerra Mundial. Levantado el cerco de Leningrado (nombre anterior al actual de la ciudad) en la primavera del 44, el futuro de esplendor que llegaría se comenzó a vislumbrar. Aunque merced a una gran evolución y que hoy no sería posible sin la gran inversión que tiene a su espalda.
GAZPROM MANDA
El Zenit llegó a descender a la segunda división rusa a principios de los 90. Por entonces, nadie imaginaría el éxito actual. Buenas decisiones deportivas, especialmente la llegada al banquillo de Dick Advocaat, ayudaron a ello. El entrenador holandés (2006) empezó a darse cuenta de cuánto podía crecer el equipo con las inyecciones financieras de Gazprom, el gigante del gas de la nación. La tercera corporación más grande del mundo de gas empezó a construir lo que hoy en día es el cuadro de Spalletti, un club muy exigente con sus objetivos. Hace dos temporadas, tras invertir más de 50 millones de euros en fichajes, el club cayó en la previa de la Champions ante el Auxerre. "Millones tirados al viento", llegó a publicar a cinco columnas Sport-Express, diario de referencia en San Petersburgo.
PRIMEROS TÍTULOS
Si en 2007 el Zenit pudo entonar su primer alirón en la Liga rusa, aquello no fue sino el pistoletazo de salida a una gran trayectoria. A la temporada siguiente, una inmaculada Copa de la UEFA fue coronada en la final contra el Glasgow Rangers con un 2-0 (Zyrianov y Denisov, aún en la plantilla) que supuso el primer cetro internacional. Acto seguido, en la Supercopa de Europa, el Zenit tumbó Manchester United por 2-1 en una gran final del luso Danny. Nunca un club de su país había levantado dicho título.
LLEGA SPALLETTI
La marcha de Advocaat en 2009 no supuso ningún paso atrás para el Zenit, nada más lejos de la realidad. Llegó Luciano Spalletti, procedente de la Roma, para afilar el estilo. Al toque de los rusos añadió consistencia y un punto mayor de trabajo táctico. El italiano también encontró pronto los réditos con el doblete de 2010: liga y copa rusas. La posterior Supercopa confirmó la supremacía del Zenit en el campeonato, confirmada el año pasado de nuevo con el liderato de la competición patria.
EL EJÉRCITO RUSO
Todos estos años, al abrigo de la inversión de sus dueños, el Zenit ha intentado perpetuar un bloque y un estilo. Malafeev, Anyukov, Shirokov, Zyryanov, Fayzulin o Denisov, tanto en el cuadro de San Petersburgo como en la selección, son algo más que la espina dorsal de ambas escuadras, son la garantía de la lucha por los títulos. Curiosamente, ambas dirigidas por entrenadores transalpinos (Fabio Capello en la selección), de ahí la consistencia y el buen juego físico que muestran en sus encuentros.
HULK, LA GUINDA
No parecía ser un año de mucha inversión por parte del presidente del Zenit, Aleksandr Diúkov, aunque en la última jornada se descolgó con un desembolso en torno a 100 millones repartidos en tan solo dos futbolistas: Hulk y Witsel. Con el delantero brasileño, Spalletti puede dinamizar tanto su dibujo táctico (de un solo punta a dos) como dar alternativas a Kerzhakov, acostumbrado en los últimos años a llevar la manija del gol en el Zenit. Más sorprendente resultó lo del centrocampista belga, buen bregador y promesa de futuro. Por suerte para el Málaga, ni él ni Danny estarán presentes en el terreno de juego, así como el reconvertido a lateral Criscito.
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