Pawlowski gusta en un Málaga que maquilló tras sestear (3-2)

Tres graves desatenciones defensivas le hacían caer a la media hora por 3-0 En la segunda mitad emergieron los blanquiazules El polaco estuvo osado y amasó las ocasiones

Instantánea de la alineación titular frente al Aston Villa, ayer.
Instantánea de la alineación titular frente al Aston Villa, ayer.
J. L. M.

11 de agosto 2013 - 05:02

Quien tomara el amistoso contra el Aston Villa, el último del verano, como un esbozo de lo que verá en Mestalla, acabaría preocupado. Especialmente en la primera media hora de juego, en la que un Málaga de mantequilla ya perdía por 3-0. Aunque siempre hay que coger con alfileres este tipo de partidos. Igual sucede con el 3-2 final, que aportó algo de maquillaje a un equipo que, no obstante, tiene en su patrón del verano dos argumentos repetitivos: los problemas para encontrar la referencia ofensiva y lagunas de concentración en el dispositivo ofensivo. El descaro de Pawlowski fue lo mejor de la tarde en Birmingham.

El polaco dejó claro su registro en su día más constante desde que debutó. Actuó por las tres posiciones de la segunda línea y aportó valentía a cada acción en la que participaba. Un trallazo por encima del larguero, una gran jugada individual con caño incluido en la acción en que Okere batió a su portero, un disparo al palo, buenos desmarques en largo. Pidió a gritos un sitio en el once inicial de Bernd Schuster.

Fue él quien aglutinó el mayor peligro de un Málaga al que le costó mucho entrar en calor. Cuando lo hizo, ya caía por 3-0. Todo lo contrario que Benteke, quien apenas necesitó un balón para demostrar el hambre y la fuerza que atesora. En su primera aproximación dentro del área encaró a Weligton, Caballero y Angeleri; todos acabaron por el suelo y el balón, mansamente a la red.

Quizá porque la lesión del brasileño despistó la organización de la zaga, el segundo llegó nueve minutos después en un grosero error de marca en un saque de esquina. Vlaar remachó a placer, pero podrían haberlo hecho otros dos compañeros que le seguían. La goleada la completó Benteke, quién si no. Primero forzando a Angeleri a cometer penalti, luego marcándolo por el centro en una exhibición de sangre fría.

En ese preocupante escenario emergió Pawlowski. Su eslalon por la derecha dio ánimos antes de afrontar la segunda mitad, para la que Schuster no movió ficha en un once que sonó a titular desde Caballero hasta Tissone y de probaturas desde Sergi Darder hasta Santa Cruz. No hubo muchas pistas para Mestalla.

Fabrice, que forzó casi una decena de faltas, empezó a acompañar a Pawlowski en la responsabilidad ofensiva. Un magnífico túnel no vino acompañado por el remate de Portillo. Pudo haber penalti por desestabilización al paleño. Fue justo después de que un estiloso disparo de Darder desde la frontal pusiera el 3-2 tras tocar en el cuerpo de un zaguero de los villanos. Se barruntaba el empate porque el Aston Villa desapareció en ataque. El polaco se estrelló contras el poste y la igualada casi llega a balón parado. Quizá al Málaga le faltaron cinco minutos más para terminar de redondear un meritorio 3-3.

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