La Rosaleda se abre para uno de los más grandes

Associazione Calcio Milan. Ese es el nombre que da una dimensión superior al grupo C, ese por donde sueña cabalgando sobre su gran fútbol el Málaga. Nombrarlo es atraer la historia, da igual si llega en mejor o peor momento. Es la definición de caché internacional. Sus siete Copas de Europa solo las supera el Real Madrid; sus 18 trofeos internacionales solo los iguala Boca Juniors. Verlo en La Rosaleda supone un episodio histórico sin parangón. En los últimos tiempos, gracias sobre todo al duopolio Barça-Madrid, el aficionado se ha acostumbrado a ver grandes plantillas y figuras cinco estrellas. Pero nunca el cuadro italiano piso este césped. Respeto máximo, la entrada de pasado mañana vale su peso en oro.

Se vienen sensaciones extrañas. Porque esta versión rossonera no mete miedo en el campo. Sí lo hace el Málaga, que arrasa en los días buenos y gana en los días de sufrimiento. Roles cambiados, seguramente. Pero la camiseta roja y negra siempre fue señal de poderío y autoridad, dejaba altas cuotas de pantalla cuando algún equipo español conseguía engancharlo para un amistoso de verano. Así que se viven las horas previas de uno de los partidos más bonitos que se puedan imaginar en La Rosaleda.

Hasta mañana por la tarde no llegará el conjunto de Massimiliano Allegri. Cunde casi el estadio de sitio en la capital de la Lombardía, cinco derrotas en ocho encuentros lo tienen sumido en la zona de la clasificación que nunca suele frecuentar. Más maquillado va el paso por Europa. Tras el resbalón en casa con el Anderlecht (0-0), tomaron bastante oxígeno derrotando al Zenit (2-3). Así que el inquietante equipo liguero viene a Málaga dispuesto a arrebatarle la primera plaza del grupo a los blanquiazules.

La cabeza del técnico está en el candelero desde hace varias semanas, si bien ayer se confirmó el estado de alarma. El vicepresidente y brazo deportivo de Silvio Berlusconi, Adriano Galliani, decretó que el equipo estará concentrado desde hoy y hasta el sábado en la Ciudad Deportiva de Milanello. Ayer descansaron tras la derrota contra la Lazio, mañana al mediodía viajaran y el miércoles casi de madrugada regresarán a Milán. Pero nadie se irá a casa. Es un castigo en toda regla, reclusión para hacer acto de conciencia y unir al grupo para analizar errores y buscar soluciones. En cierto modo, también es un alivio para Allegri, que sigue con crédito para los dirigentes transalpinos.

La historia del Milan está llena de grandes resurrecciones, de noches de gloria. Lo saben los aproximadamente 500 seguidores que se darán cita pasado mañana en Martiricos para apoyar a sus futbolistas.