“Es un orgullo estar en una mesa así, con personajes que tanto han dado al baloncesto en sí, no sólo al malagueño. Soy un afortunado por el momento en que entrené. Cada época tiene sus medios. He sido uno de los poco no sustituidos por José Mari (Martin Urbano) y no tuve que poner, afortunadamente, tres veces el presupuesto, como Alfonso. El presente se valora mañana o pasado. Sólo presento mi admiración por estar aquí, por pertenecer a un club que ha ganado mucho prestigio en España y Europa. Agradezco a todos los presentes en esta mesa la ayuda y los consejos que me prestaron cuando llegué. Sobre todo a Paco [Alonso], que me dio una radiografía muy precisa y lúcida del club y la plantilla”.

“Por la idiosincracia del club, la función del entrenador es la de ser un estímulo constante en el impulso de ir hacia delante. Si hay desgaste y se intenta imponer una forma de pensar es para mejorar, para seguir ascendiendo. Estamos en un punto donde es difícil dar un paso más, pero no imposible en un futuro. Intentamos mejorar con ambición y gracias de corazón a todos los que han puesto piedras en el camino para llegar hasta aquí”.