Parece que el 2-2 del Granada atemorizó tanto al Málaga que no quiso muchos riesgos en San Mamés. Se vio a un equipo atenazado, muy pendiente de no cometer errores defensivos, incapaz de generar peligro más allá de los tres cuartos de campo. Tímidas llegadas de Amrabat o Recio fueron la aportación más destacable en el apartado ofensivo del cuadro malaguista.

Hubo más cambios de los que se esperaba. Gracia dejó a Weligton en el banquillo y probó con Filipenko en la medular. Una amarilla dejó muy pronto fuera del combate al bielorruso, que no desentonó. Atrás, Albentosa y Angeleri frenaron el poderío aéreo del Athletic y apagaron los pocos fuegos que generó el rival, algo más inofensivo con un jugador menos.

Arriba, no hubo conexión en el ataque. Amrabat y Charles se buscaron la vida sin suerte. Duda y Fornals, más pendientes de mirar atrás que hacia delante, aportaron lo que pudieron. Sobre todo el portugués, que sigue siendo el jugador del que parten las acciones con más criterio ofensivo. Un maravilloso pase suyo dejó solo a Amrabat ante Iraizoz, pero el guardameta rojiblanco fue más rápido. Otro balón procedente de su zurda casi permite marcar a Recio. Poco más. Ese fue el día de un ataque malaguista que sigue haciendo aguas.