El Tour vuelve la esquina

Tras años sacudidos por el dopaje y por el dominio de Lance Armstrong, campeón siete años consecutivos, el Tour de Francia ha dado la vuelta a la esquina en 2008 y emprende una nueva etapa en la que el deporte ha triunfado por encima del dopaje.

No es que en la edición acabada el domingo no haya habido dopaje. Cuatro corredores han sido cazados, pero sólo el del emergente italiano Riccardo Ricco tuvo la consideración de gran escándalo. El resto tuvo un perfil bajo.

A la vez que se anuncian que los controles seguirán creciendo, la sensación dejada en la carrera es que el deporte le ha ganado a los tramposos y que la generación EPO está poco a poco en vías de extinción pese a las nuevas sustancias, como la EPO de tercera generación detectada a Ricco.

Otra de las novedades es que los corredores cazados fueron interrogados por la policía y se enfrentan a procesos penales tras el endurecimiento de la legislación francesa contra la posesión de sustancias prohibidas.

Otro aspecto positivo es que el equipo vencedor, el CSC, tiene el programa antidopaje más respetado internacionalmente con un laboratorio que realiza controles sin aviso a todos sus miembros.

No hay mejor publicidad para un ciclismo limpio que el hecho de que el CSC ganara tres de las cinco clasificaciones: el título fue para Carlos Sastre, el equipo ganó por escuadras y el luxemburgués Andy Schleck fue el mejor joven de menos de 25 años.

Deportivamente, el Tour fue el soñado ya que se decidió en la penúltima etapa con varios corredores en la pugna. Y el ganador, Sastre, tiene un pasado limpio.

Además, la carrera dejó relucir a jóvenes corredores con talento y motivación suficientes para dar emoción al Tour durante muchos años. Y en 2009 seguramente regresará Alberto Contador, campeón en 2007 y ausente en 2008 por la exclusión de su equipo, el Astana.