El Vélez CF, equipo centenario y orgullo de su comunidad, se enfrenta a una de las pruebas más difíciles de su historia en su singladura en Segunda RFEF. Sumido en una crisis financiera y deportiva sin precedentes, el club lucha por mantenerse a flote mientras sus cimientos son sacudidos por una serie de eventos desafortunados que amenazan su existencia misma.
El trasfondo de esta situación se remonta al verano de 2023, cuando el club vislumbraba un horizonte prometedor con la llegada de un inversor francés. Con grandes expectativas de inversión y un equipo competitivo en mente, el equipo axárquico se preparaba para dar un salto hacia adelante en su trayectoria deportiva. Sin embargo, lo que siguió fue una serie de desilusiones y promesas rotas que sumieron al club en una espiral descendente de incertidumbre y desesperación.
La directiva anterior, encabezada por Jesper Norberg y Magnus Pehrsson, puso su fe en el inversor francés, confiando en que su llegada marcaría el comienzo de una nueva era para el Vélez. Sin embargo, cuando el dinero prometido nunca llegó y los compromisos financieros comenzaron a acumularse, el club se encontró rápidamente al borde del abismo. Los impagos salariales se convirtieron en moneda corriente, y la estabilidad del equipo se vio comprometida cuando varios jugadores abandonaron la plantilla en busca de una salida más segura.
En medio de la crisis, la búsqueda desesperada de un nuevo inversor se convirtió en una carrera contrarreloj para evitar el desastre. Las negociaciones estuvieron en marcha, pero cada intento de salvar al club parecía ser frustrado por una serie de contratiempos y malas decisiones.
La llegada de Pablo Santiago Nilo como nuevo propietario en marzo de este año, trajo consigo una renovada esperanza para el Vélez. Con una visión ambiciosa y planes audaces para revitalizar al club, Nilo se comprometió a abordar las deudas pendientes, reestructurar el equipo técnico y buscar soluciones creativas para estabilizar las finanzas del club. Sin embargo, el camino hacia la recuperación está plagado de obstáculos, y el tiempo apremia mientras el Vélez lucha por encontrar su rumbo en medio de la tormenta.
Sin embargo, las dudas persisten entre los jugadores, quienes ven estos movimientos como "simples medidas paliativas" en medio de una crisis más profunda.
Mientras tanto, en el terreno de juego, la situación del Vélez se vuelve cada vez más desesperada. Con resultados decepcionantes y la amenaza constante del descenso, el equipo lucha por mantener la cabeza fuera del agua. La falta de pago de salarios ha llevado a la desbandada de jugadores y al abandono de las obligaciones más básicas, como la alimentación y los salarios.
El apoyo de la afición
Pero en medio de la oscuridad, brilla una luz de esperanza: la inquebrantable solidaridad de la afición del Vélez. Peñas y seguidores se han unido en un esfuerzo conjunto para apoyar al equipo en su hora más oscura, recaudando fondos para ayudar a los jugadores en su lucha diaria.
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