Verdugos de sí mismos

Nulos El Málaga completa un bochornoso partido en Pamplona víctima de errores propios Táctica El equipo continúa sin ajustarse a lo que pide Ferreira y el sistema continúa anulando las capacidades individuales

Verdugos de sí mismos
Verdugos de sí mismos
José L. Malo / Pamplona / Enviado Especial

25 de octubre 2010 - 05:02

A estas alturas de la competición, el Málaga está en el limbo. No se reconoce dentro del modelo de juego que busca Jesualdo Ferreira, no encuentra una identidad sobre la que sustentar su crecimiento y, lo que es peor, su forma de jugar está anulando las capacidades individuales de sus jugadores. El esperpento de ayer, sumado a una puntuación que ya es de descenso, sólo puede servir como un topetazo tan fuerte que se señale desde hoy como punto de inflexión. Porque la inercia negativa arroja una preocupante conclusión: el Málaga parece ver más verdugos en sí mismo que en sus enemigos. Se declara el estado de alerta.

El libreto de Jesualdo habla del sistema como un punto de partida no rígido. Opina el de Mirandela que es sólo una primera casilla para andar el largo tablero de los 90 minutos. Pero para el Málaga, su patrón de barco, el 1-4-3-3, se está revelando como un punto de no retorno. Los desajustes le están convirtiendo en un equipo vulgar y desnudo, sin escudos ni armas. Jesualdo muere por sus ideales, aunque por ahora le están matando. Su sistema ha degenerado en los últimos partidos, ya es una tendencia confirmada en resultados y sensaciones. El equipo aparece como un surtido de tornillos sin tuercas para ensartarse. Apena ver correr a los jugadores tras el balón desesperados sabiendo que no tienen opción de llegar, como pequeñines que trotan sin sentido ni conocimientos tácticos del juego.

El caos, de paso, está colocando luces de neón en las miserias de los alineados. Jesús Gámez, ya oficialmente en estado de depresión, es la peor versión de sí mismo. Ni cierra su banda ni encuentra el pasillo que le convertía en un lateral distinto. La velocidad de ruptura de Quincy se queda sólo en velocidad bajo radar porque no tiene huecos para correr y los balones en corto que reciben son más un recado para sus defectos que un aliciente para sus virtudes. El repaso puede extenderse a muchos con honrosas excepciones en Kris o Weligton y en los que hasta ahora han sido los mejores valores: Arnau, Galatto y Rubén, los tres porteros usados. Toca semana de reflexión para el técnico.

El choque de Pamplona murió mucho antes de los 90 minutos. Los despropósitos propios se alinearon con un día individual para olvidar. En ese escenario, cabría preguntarse si la causa está en la plantilla o en el técnico. Ya hay dedos que señalan a Jesualdo, bien por defender una idea equivocada, bien por incapacidad para hallar soluciones o alternativas a su modus operandi.

Ciertamente, se abre una semana de instrospección en el club para detectar los problemas. Cambiar un sistema que sigue haciendo aguas, buscar una conjura colectiva o confirmar que el mercado de invierno es la llave a los problemas eleva la decisión a todos los estratos. No es que la situación sea dramática, pero sí obliga a una catarsis. Tampoco queda la excusa del exigente calendario, ya que el señalado Osasuna no tuvo que emplear demasiados alardes para desnudar al equipo blanquiazul. La Copa del Rey aparece en dos días en el horizonte. Como una boya sobre la que obtener un respiro o como un inoportuno partido para desviar la atención, quién sabe. Porque el balón está pinchando el globo de ambición con el que llegó el jeque.

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