Victoria para olvidar

En un mal partido, el Unicaja saca adelante el derbi ante el Sevilla Alberto Díaz y Dani Díez, los más jóvenes, protagonizan una victoria que iguala el balance de victorias y derrotas (9-9)

Dani Díez intenta anotar ante Ondrej Balvin.
Dani Díez intenta anotar ante Ondrej Balvin.

01 de febrero 2016 - 05:02

Una de las peores victorias que se le recuerdan al Unicaja. La línea ascendente que llevaba el equipo, a pesar de los reveses, se quebró en los últimos minutos ante el Efes y ayer. El equipo malagueño sacó adelante el partido (71-66) ante un Baloncesto Sevilla muy limitado pero con cierto orgullo un derbi andaluz que, en versión cajista, dejó un reguero de preocupantes sensaciones. Alberto Díaz y Dani Díez fueron los mejores, de largo, en un Unicaja ensimismado y taciturno, enmarañado por limitaciones propias y por actitudes de jugadores que parecen pensar ya más en la próxima temporada que en la presente. Es alarmante que en febrero ya el nivel de juego no se consolide. Se puede aducir el segundo partido en 48 horas y la gripe que pasaron varios jugadores. O las lesiones de Markovic y, ahora, Hendrix. La fiebre de Smith, Kuzminskas, Nelson y Jackson. Se puede seguir echando la bola para adelante y plantarnos en mayo. En el mejor de los casos, en junio. Pero este no es el camino.

Se entró en el último minuto del partido con empate (66-66). Un providencial triple de Smith y dos tiros libres a nueve segundos del final de Alberto Díaz, erigido en el rostro más reconocible de este Unicaja, con lo que ello conlleva de bueno y de malo, evitaron una derrota sonrojante. Es bueno ganar siempre, pero es una victoria que no se paladea con fruición. Hubiera sido peor, obviamente, una derrota. Se puede mirar por ahí.

Es, a día de hoy, Alberto Díaz el base más fiable de la plantilla. Entró en el roster por la gatera y se ha puesto en la foto delante. No es una buena señal para el equipo que sea tan importante. Pero se celebre su progresión. Fue constante hasta ser el jugador más valorado del equipo. Un robo padecido y un mal pase en los dos minutos finales no empañan su partidazo. Con él, Dani Díez, que también toma cada minuto en la cancha como el último posible. De los demás, noticias difusas, repetitivas. Hay talento pero no constancia. Hay esfuerzo pero no resultados. Hay regresiones preocupantes. Y, en general, agujeros negros.

Con Balvin como el pívot más dominante del partido, el Baloncesto Sevilla mandaba en el primer cuarto (18-19). Plaza intentaba administrar a sus jugadores en peores condiciones físicas. Pero el juego era errático. Triples consecutivos de Suárez y Díaz daban una renta (30-24) que el Sevilla recortaba antes de que Kuzminskas y Thomas marcaron un techo provisional (39-31) al descanso.

Las malas vibraciones continuaron tras el descanso. Cuatro puntos en siete minutos era el escueto bagaje ofensivo de un Unicaja en el que Joan Plaza volvía a colocar a Nedovic como base porque Nelson, dijo después, no estaba en condiciones de jugar más tiempo. Tuvo un buen tramo final el serbio, con seis puntos consecutivos en el cierre (52-43). Son esas secuencias que enfadan. Rebosa calidad, pero la concentra tanto que exaspera. En el cuarto final tomó el relevo Dani Díez, con otros seis puntos corriendo en transiciones. Parecía el partido decantadao (58-47), pero el Sevilla recortó rápido la distancias. Bamforth metió dos triples, el malagueño Alfonso Sánchez se echó al equipo a las espaldas y los de Casimiro, que después se quejaría por la diferencia en el criterio arbitral de los contactos, se ponían por delante (61-62). Alberto Díaz salió al rescate con una asistencia a Fran y un triple. Pero Alfonso empataba (66-66). Tras dos minutos sin anotar y con mucho miedo e imprecisiones, Smith metió sus únicos tres puntos en un triple providencial en el último minuto. Alberto remacharía con dos tiros libres. Una victoria para olvidar, por momentos soporífera. Al menos, una victoria.

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