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"No me acuerdo del final, ¡me fui al banquillo en semifinales!"

  • El carismático extremo valora el hito por "haber hecho feliz a una ciudad, aunque fuera poco tiempo" El gaditano no guarda rencor a Craig Thompson: "No recuerdo ni su cara"

Suena el móvil de Joaquín en un coqueto hogar de Florencia. Aquí era perezoso para cogerlo, había que avisarlo con antelación. Allí tiene tanto tiempo de ocio que hasta agradece los 45 minutos de charla. "La ciudad es preciosa. Se vive bien, se come bien, hay buen clima... No puedo quejarme. Pero no es Málaga, no se vive igual", dice. Mientras su pequeña Daniela (Salma aún es pequeña) ya chapurrea el italiano, él no avanza. "Me lo invento", confiesa entre risas. Las palabras de Joaquín vertebran los recuerdos de los ex que estuvieron en el Signal Iduna Park.

-¿Sabía que hoy hacía un año del partido en Dortmund?

-No tenía controlado el día exacto, sí que era por estas fechas. Tarde o temprano tendría que llegar. Parece que hace dos días que estaba jugando aquel partido. Para mí no ha pasado mucho tiempo. No dejo de seguir la trayectoria del Málaga. Hemos sufrido un poco, pero con 38 puntos la permanencia la tenemos. Y la ciudad... qué ganas de volver. Mis niñas me preguntan: '¿papá, cuándo nos vamos a Málaga?'.

-¿Qué recuerdos le flotan ahora por la cabeza de aquello?

-Siempre se recuerda, no deja de estar ahí. ¡Es que fue hace nada! Lo que hizo el Málaga el año pasado en Champions siempre surge en una conversación con amigos de Málaga. Sólo hace un año, pero eso perdurará. Te viene mucha tristeza porque el final es triste, mucho. Pero la andadura fue maravillosa, hay una felicidad que nunca se olvidará en cada momento recordado.

-Un año después, ¿cómo se valora lo hecho entonces?

-Con el paso del tiempo se dará más valor a lo que se consiguió. Yo creo que cada miembro del equipo del año pasado es un héroe para todo el mundo. A lo largo del tiempo esa herida se verá de otra manera. Se verá lo que hizo un equipo con cantidad de problemas. Para nosotros lo primordial era llevar lo más alto posible al Málaga. Disfrutábamos y nos veíamos capaces de llegar lo más lejos posible. Y así lo vivimos.

-¿Qué le viene a la mente de aquel fatídico descuento?

-[Se toma un tiempo resoplando] Sinceramente, del final no me acuerdo. Fueron tantas cosas bonitas las que vivimos, que pesa más lo bueno que el final, pero es que de veras no me acuerdo bien. El fútbol muchas veces, cuando se propone darte fuerte, lo hace de manera muy cruel. Y así fue. Yo salí del campo en los últimos minutos y estaba en semifinales. ¡En semifinales! Y en el tiempo en que estoy en el banquillo nos meten los dos goles. El shock fue muy grande. La más dolorosa o una de las más dolorosas derrotas de mi vida. Estábamos tan comprometidos y llenos de ilusión y en cinco minutos se nos fue el sueño. No reaccionas, dices: ¡hostias, ya no vamos a competir más! Muy duro.

-Su estampa sentado en el suelo ido en el aeropuerto alemán fue portada de este periódico al día siguiente. Era desgarrador.

-Yo estaba hundido, perdido. Me hablaban y no me enteraba. Hasta que no pasaron dos o tres días realmente no me lo terminé de creer.

-Ahora suena complicado que un Málaga futuro pueda igualar lo que ustedes lograron.

-Uf, ojalá el Málaga jugara otra vez la Champions. Pero, sinceramente, lo que este equipo hizo el año pasado o los dos o tres últimos es complicado que se vuelva a vivir. Desgraciadamente, porque la situación es totalmente diferente y se lucha por otra cosa. Por afición y entidad es un equipo que se ha visto que puede hacer grandes cosas, pero ahora el proyecto va por otro lado. Esa espina siempre va a estar ahí.

-¿Le guarda rencor a Craig Thompson?

-Qué va, ¡si ni siquiera me acuerdo de su cara! Después de tanto tiempo uno piensa tantas cosas... A ver, son acciones del juego, pero son dos fueras de juego tan clarísimos que es raro que pase en toda una Champions. Te hace más daño y te hace dudar. Pero qué vas a hacer ya. No es la primera vez que pasa, pasará más veces. Yo lo viví en mis propias carnes en un Mundial, tengo antecedentes. Pensaba aquel día que no me pasaría algo igual y mira. Cuanto más lo piensas, más te duele la cabeza, así que me quedo con lo que viví, con lo bien que lo hicimos ese año. Me quedo con haber hecho feliz a una ciudad, aunque fuera poco tiempo.

-¿Qué le preguntan Borja Valero y Marcos Alonso de aquello?

-No sólo ellos, ¡eh! Desde el primer día que llegué todos me preguntaban por lo que pasó. Sobre todo los sudamericanos; Pizarro, Cuadrado, Gonzalo, Mati... Date cuenta de que lo que hicimos lo siguió mucha gente, el Málaga no había estado nunca en la Champions y estábamos haciendo un fútbol como el de los grandes. Hasta los italianos me decían que qué pasó.

-¿Ha vuelto a ver imágenes de aquel encuentro o del final?

-Los resúmenes al día siguiente. Pero ya está, lo pasado, pasado está. Cuando el final es tan triste, es de carajote recrearse. Te entra mucha pena por ti mismo y por la afición. Porque nos merecíamos estar en semifinales. Y te vas de esa manera... Mecachis en la mar.

-¿Guarda algún recuerdo físico de aquel día en Dortmund?

-Del fútbol guardo todo. La equipación del primer partido la regalé, la segunda me la quedé yo. Tengo las botas, las sudaderas que me regalaron los utilleros, no mucho más, pero quería tenerlas para el día de mañana. Eso sí, a los del Dortmund no les pedimos la camiseta, ¡cómo íbamos a hacerlo! Yo estaba sin razón tras el pitido final. Recuerdo que me levanté del banquillo, me fui a aplaudir a nuestra afición y me fui para adentro y me senté una hora sin reaccionar. Sé que algunos fueron a buscar al árbitro, Manuel [Pellegrini] intentó que no fueran, pero claro... Yo, como ya viví lo del Mundial, sabía que no había vuelta atrás.

-Muchos se preguntan qué podría haber hecho el equipo para parar el ritmo en el descuento.

-Sí, mucha gente te dice lo mismo, pero esa situación en caliente es muy distinta. Nadie se imagina que te van a meter dos goles en tres minutos, ¡ni siquiera los alemanes! A toro pasado le buscas muchas explicaciones, pero en el momento no nos dimos cuenta de que había que parar el partido, estás al 200% y no se te pasa por la cabeza que te van a remontar. Ni siquiera con el 2-2 te imaginas que va a llegar otro. Desde el banquillo decíamos que la tiraran para arriba.

-¿Cuándo se percatan del doble fuera de juego final?

-Hasta que salimos del vestuario. Hubo gente, como Martín [Demichelis], que se fue a buscar al árbitro porque era fuera de juego. En el campo pasó todo muy rápidamente.

-¿Con cuáles de sus ex mantiene contacto? ¿Habla con ellos de ese encuentro?

-Sí, con todos hablo. Con todos, ¡eh! Con Isco, Demichelis, Maresca, Santi Cazorla, Nacho Monreal... Fueron dos años increíbles que no cambiaría por nada del mundo. Hicimos un trabajo maravilloso, igual que un gran vestuario, de unión con el cuerpo técnico... Hicimos una piña tremenda. Hablo mucho también con Jesús Gámez, con Juancar [utillero], con Carlos López [jefe de seguridad], con Pellegrini... El míster dice que está pasando mucho frío, que ya se había acostumbrado al solecito de Málaga. ¡Ah! ¡Y Duda! Pon por ahí que echo mucho de menos al cabrón ese. Míralo cómo está el tío. Es lo que yo digo, cuando al futbolista le das continuidad y confianza, si tiene calidad, como es su caso, es normal que juegue así. Lo echo mucho de menos, nuestras familias tenían muy buena relación.

-¿Cómo le pediría al aficionado del Málaga que recuerde aquel 9 de abril de 2013?

-Como ellos lo vivieron. Siempre quedará cómo nos recibieron, cómo nos llevaban en volandas en cada encuentro... con eso hay que quedarse. El final es lo de menos. Lo que hay que recordar son los momentos bonitos, esos son los importantes.

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