35 años del ascenso a la élite
La plantilla del Caja de Ronda que subió a División de Honor se reunió en el pabellón de Tiro de Pichón en el aniversario de la promoción a la máxima categoría del baloncesto español
El pabellón de Tiro de Pichón acogió este martes el reencuentro de la plantilla del Caja de Ronda que subió a División de Honor, el germen de la actual ACB. Jugadores, entrenador y componentes del club malagueño recordaron en el programa La Jugada Málaga, de Canal Sur, las vivencias de aquella temporada, la 80-81, histórica para el baloncesto de la ciudad. Se cumplen 35 años del ascenso, certificado en el partido ante el Porcelanas Santa Clara de Vigo, el 14 de marzo de 1981, que supuso la consolidación de un club que había nacido apenas tres años antes.
El partido ante el conjunto gallego fue el culmen de una época en la que la Sociedad Deportiva Caja de Ronda no dejaba de crecer. En apenas tres años desde la creación del club malagueño se había pasado de la Tercera División a División de Honor con una ciudad que se empezó a volcar con el baloncesto local.
Al término de aquel partido, en el que cabían poco más de mil personas, los jugadores empezaron a festejar el hito, "pero nos apagaron la luz", recordaron, por lo que la celebración se tuvo que producir a oscuras.
La plantilla estaba compuesta, en su mayoría, por jugadores autóctonos, a los que se sumaron esa misma campaña Carlos Cabezas, el padre del exjugador del Unicaja y ahora del UCAM Murcia; José María Ferrer, máximo anotador de aquel partido con 22 tantos y que vino de la cantera del Joventut de Badalona; Paco García y Antonio Serracató. Luiso Díaz, otro de los componentes del equipo malagueño, declaró que "en pretemporada teníamos hasta tres sesiones por día. Ni antes ni ahora había un equipo que entrenara más que nosotros".
En el banquillo estaba Damián Caneda, quien había pasado de la plantilla, donde ejercía como capitán, a dirigirlos desde la banda. "Ese año rompimos el techo", recordó el también exconcejal del Ayuntamiento de Málaga, que admitió que "ni los jugadores ni el entrenador teníamos ninguna barrera" en dicha temporada.
En la grada, tras dirigir a la plantilla la temporada anterior, se encontraban José María Martín Urbano y Alfonso Queipo de Llano. Martín Urbano recordó que "en septiembre de aquel año no pensábamos en que podíamos ascender". Por su parte, Queipo de Llano manifestó que había sido "un proceso largo" pero que "cuando estábamos en tercera les prometía que podría ser jugadores de primera división". "Este equipo, actualmente, no estaría entre los últimos en triples, sino entre los mejores", aseveró el que fuera técnico, que destacó las muñecas de Paco Alonso, Carlos Cabezas y José María Ferrer.
Fue una temporada en la que el baloncesto y el balonmano fueron de la mano. Tanto es así que "se podían comprar los abonos de los dos deportes juntos o por separado", recordó Toñi, la única persona que sobrevive de aquel club en el Unicaja actual.
Sería la última temporada que el conjunto malagueño disputase sus partidos en el Polideportivo de Tiro de Pichón. Al año siguiente, el Caja de Ronda se mudaría a Ciudad Jardín, la pista en la que vivió su primer subcampeonato y su primer torneo, la Copa Korac.
Todo sigue igual en la mítica pista de Tiro Pichón, todo menos las canastas. "Antes eran de pie y teníamos un lío cada entrenamiento con el equipo de balonmano para ver quién quitaba las canastas. Al final se lo decíamos a los juniors", confesó Martín Urbano.
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