Sobre todo, baloncesto

La dimensión del partido de esta noche supera la esfera deportiva. Es el primer encuentro del Maccabi de Tel Aviv, orgullo y emblema que trasciende lo deportivo en Israel, fuera de sus fronteras desde que comenzara la Operación Plomo Sólido contra Hamas y, por extensión, toda la franja de Gaza. Las medidas se han multiplicado para garantizar la seguridad y existe cierta psicosis en Israel sobre lo que pueda acontecer hoy en el Martín Carpena. No está de más recordarlo, nunca ha habido en el baloncesto malagueño incidentes de consideración. Y, por encima de todas las cosas, esta noche se celebra, nada más y nada menos, un partido de baloncesto.

Canastas, redes, balones y deportistas. Competición, deporte, personas. Es lo que prima, al menos lo que debería imperar. Porque el encuentro de esta noche es importante. El Unicaja se juega el primer puesto del Grupo A de la Euroliga. El premio, cuya trascendencia oscila a gusto del consumidor, es viajar en primera clase al Top 16 y compartir vagón con Tau, CSKA y Barcelona, a los que se evitaría hasta la eliminatoria de cuartos de final, la antesala de la Final Four. Una derrota no sería dramática, el acceso a la siguiente fase está conseguido tiempo atrás, pero fastidiaría. El panorama dispone que el Unicaja puede acabar también segundo o tercero. Si gana, el primer puesto es seguro. Si pierde también lo será si cae por menos de ocho puntos y el Olympiacos cae contra Le Mans. Parece improbable que el equipo francés venza en El Pireo, pero no deja de ser una opción.

Los de Aíto serán segundos en dos supuestos. Si pierden contra el Maccabi por menos de siete puntos y el Olympiacos gana al Le Mans y, también, si tropiezan contra el Maccabi por más de siete puntos y el Olympiacos pierde contra el Le Mans. Por último, el Unicaja caería hasta la tercera plaza si pierde contra el Maccabi por más de seis puntos y el Olympiacos gana al Le Mans.

Un abanico de posibilidades que no quita el sueño a Aíto. El técnico madrileño insiste en que lo básico es mejorar el juego y que no es trascendente el puesto final en esta primera fase. "Efectivamente nos jugamos ser primeros, segundos o terceros, pero a mí eso no me preocupa tanto, porque lo importante es estar clasificado. Lo que sí me preocupa es que juguemos bien, porque cada vez que lo hacemos somos mejor equipo", decía el entrenador cajista en la previa.

Aíto piensa más allá del partido de esta noche, pues. Y advierte de que este Maccabi no es el mismo que a finales de noviembre hincó la rodilla en su propia pista ante un Unicaja son Haislip, Cabezas, Berni y Germán. La filosofía de Pini Gershon de primar el ataque por encima de la defensa va calando en sus pupilos. Dan fe los 96 puntos que el Maccabi le endosó al Olympiacos la pasada semana en Tel Aviv. Meterle 96 puntos a un equipo entrenado por Panagiotis Giannakis no está al alcance de cualquiera. Eliyahu ha detonado (MVP de la Euroliga en diciembre) definitivamente, Casspi crece partido a partido y Gershon le ha dado los mandos a Carlos Arroyo y Marcus Brown, que seduce en Tel Aviv por su carisma y capacidad de liderazgo. Se marchó Batista, Jason Williams está más fuera que dentro y se esperan nuevos fichajes. En suma, el Maccabi, vigente subcampeón europeo, que siempre vuelve. Hambriento y con peligro sobre la cancha. Porque lo de esta noche, por encima de todas las cosas, es un partido de baloncesto.