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Todo bien menos la derrota

  • Excelente imagen del Unicaja, que sólo se rinde ante el CSKA en los instantes finales (84-88) Vorontsevich (16 puntos en cinco minutos) volteó el partido Grata imagen en Estambul

La Gloria Cup se fue para Moscú, pero el Unicaja se trae de Estambul, además de las clásicas compras del Gran Bazar, una saca grande repleta de autoestima y buenas sensaciones. Ganó el CSKA (84-88) gracias a una irrupción casi divina de Vorontsevich, un estimable ala-pívot de dilatada carrera pero no un jugador del que se esperan estas cosas. Metió el ruso 16 puntos en los últimos cinco minutos y volteó una final que tenía cariz verde porque el Unicaja dominaba por nueve puntos a seis minutos del final (75-66). Con los 21 puntos y nuve asistencias del mágico Teodosic sí se contaba. Poco hueco para el reproche malagueño.

Los entrenadores siempre quieren más, pero el grado de compenetración y fiabilidad que ha mostrado el Unicaja en la pretemporada que ayer acabó, salvo en el estreno ante el Valencia, ha sido muy alto. Vaticinaba Plaza que igual se podían perder los seis partidos de pretemporada visto el nivel de los rivales. Queda un balance de 4-2 favorable. Si no fuera por la fuga de Dragic, que se remendará en estos días pero no con un jugador del calibre del esloveno, sería para salivar. Sin él también se imagina una temporada muy agradable en el Carpena.

Las pretemporadas siempre son ilusionantes, se gane o se pierda. La victoria lleva a imaginar una prolongación en la campaña oficial y la derrota duele menos. La imagen queda y la del Unicaja ha sido excelente en esta Gloria Cup, desprovisto de Suárez y Toolson más el citado Dragic. Ha exhibido buenas maneras, recursos variados aunque la rotación quedara en ocho hombres. O nueve, porque Karahodzic tuvo ayer una importante llamarada en el segundo cuarto, con seis puntos y un toque en la puerta que Plaza tiene entreabierta. El técnico catalán no ha bajado el pistón en los entrenamientos estos días pese a la compresión de partidos. Y sus jugadores han derramado 120 minutos muy ilusionantes. Cuando el CSKA le había asestado un golpe letal al partido daba alegría ver cómo Kostas Vasileiadis celebraba una recuperación, cómo protestaba el banquillo que no se concediera una canasta claramente en tiempo a Fran Vázquez o cómo se enfadaba Markovic por una falta que le pitaron que eran dos puntos en la canasta contraria. Son gestos, imágenes, que denotan hambre, ambición.

Se sobrepuso el Unicaja a un inicio con piernas pesadas, como acusando la fatiga. Dominaba el CSKA (15-24) ante un equipo malagueño que esgrimía a Vladimir Golubovic, quizá quien más ha mejorado la impresión en estos tres días en Estambul respecto a lo visto previamente, como principal arma. La primera irrupción anotadora de Vasileiadis (15 puntos al final) más la aportación de Karahodzic permitieron la primera ventaja (40-38). El CSKA dominaba al descanso (41-45), pero el Unicaja se quitó definitivamente los miedos y empezó a mostrar versiones buenas de distintos jugadores. Markovic se hartó de repartir asistencias, Granger (17 puntos) dividió la defensa y Kuzminskas, aun con esos momentos en los que adolece de carácter, también se fajó. Green metió 12 puntos y se mostró otra vez suelto, aunque tuvo que padecer a Vorontsevich.

Tras igualar el partido, el Unicaja pegó un estirón (67-59 al final del primer cuarto). Y parecía con el duelo embuchado a falta de seis minutos (75-66) hasta que Teodosic enchufó a Vorontsevich y el ruso fue un martillo pilón desde el triple o desde el poste. Ante tres rivales de Euroliga el Unicaja conquistó dos victorias y arrobas de confianza. Lo que mejor es que el equipo dejó más ganas de verlo. El domingo 5 de octubre, a las 18:00 horas, en el Carpena. Es la siguiente oportunidad. Lo que se ha visto promete bastante.

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