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Más difícil todavía

  • El Olympiacos, vigente subcampeón de Europa, visita a un Unicaja que no se regulariza en su mejor versión y al que una victoria esta noche daría un alto porcentaje del deseado pase al 'Top 16'

Tras la semana blanca, el nivel de exigencia del Unicaja no desciende, diríase que se eleva un punto. Llega al Carpena el Olympiacos, el vigente subcampeón continental, el equipo más caro de Europa, el de la pléyade de estrellas. Una buena noche para medir la fortaleza del Palacio ante uno de los transatlánticos atenienses, en un duelo clásico en la última década.

Pero antes de mirar al rival, el Unicaja debe observarse ante el espejo. Tiene problemas de personalidad, no sabe si es el del Madrid en el Carpena o el de la Caja Mágica 48 horas después. Ha aflorado un problema serio con la decisión de Aíto de bajar a galeras a Giorgos Printezis. Tres partidos dura el castigo al ala-pívot griego. Pero en la construcción del equipo se siguen adivinando grietas, que algún día se palian con un titánico esfuerzo colectivo como en la grandísima victoria de hace siete días en Madrid. En cuanto no lo hay, desplome ante rivales de mayor nivel. Aíto se afana por que esa agresividad se perpetúe, pero sus intentos han sido en vano. Unos jugadores que un día parecen muy válidos para el nivel Euroliga al día siguiente no sirven para nada, y viceversa. La palabra es equilibrio, pero no se alcanza.

El Unicaja, pese a las innegables sombras, tiene adelantados sus deberes en la Euroliga, ha hecho cosas muy bien, como volver a fortificar el Carpena a falta de rematar ante Olympiacos y Bamberg. En la práctica, una victoria en los tres partidos que restan debería valer, salvo carambola inopinada, para alcanzar el Top 16, mínimo aceptado por todos los estamentos como objetivo europeo. Se trata, como Aíto suele recalcar, de ir progresando con las limitaciones que puedan existir. Y qué mejor manera de hacerlo ante un bloque con la categoría máxima del Olympiacos, desesperado por desprenderse del estigma de segundón que le tiene endosado el Panathinaikos.

Aíto tiene a su disposición a 13 jugadores sanos más McIntyre, que está metido ya en dinámica de equipo desde el lunes. El martes se cumplió un mes desde la rotura de la fascia plantar en Manresa. De tres a seis semanas era el diagnóstico médico, parece que va estar en torno a la mitad. Parece precipitado que Aíto tire del menudo base de South Carolina para ya, aunque no sería una sorpresa que se le viera en Alicante. Hay otro descarte más en camino. De repetir la convocatoria de Madrid, sería Augusto Lima el que se quedara fuera. La opción de prescindir de Printezis, Billy Baptist o Rafa Freire también está ahí. En cualquier caso, Aíto tiene de margen hasta minutos antes del partido para decidir. Al estilo de los grandes equipos europeo, se avecinan partidos en los que el técnico tendrá que hacer convocatorias por el remanente de jugadores a su disposición.

Blakney se ha consolidado como titular de este equipo al tiempo que mejora su forma física. Hoy se mide a viejos conocidos. Bourousis, Teodosic, Mavrokefalides y Vasilopoulos estaban en el equipo rojo cuando jugó allí en la temporada 2007/08. Con un imberbe Bourosis coincidió antes en el AEK en 2003, con otro joven Spanoulis, en el Maroussi dos campañas después. Hoy son los referentes de un equipo gigante en el continente. El Unicaja se apoya en el bastón de Joel Freeland, en un excelente momento de forma, pletórico en sus números (tercer jugador más valorado de la competición tras McCalebb y Barac) en su competición favorita, la Euroliga, al tiempo que se aleja del aro y completa su curso acelerado de jugador profesional, condensado por su tardío inicio en el juego. Es el asidero de un Unicaja imprevisible, que tiene la opción esta noche de sellar su pase a la siguiente instancia de la competición ante un contrincante de tronío.

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