El Betis tuvo que volver a recurrir a Pepe Mel para convertir una pesadilla en Segunda en el ansiado ascenso. Condenados a entenderse, cuesta trabajo imaginar un entrenador mejor para ese banquillo. La inercia ganadora con la que se arrasó el año pasado fue coronada por jugadores más competitivos en Primera y la guinda del regreso de Joaquín.

sin balón

No hay ninguna diferencia entre la idea de juego de Pepe Mel en Segunda y en Primera. El problema es que por el momento el equipo no está siendo lo sólido que él querría. En muchos encuentros se ha apreciado demasiada distancia entre líneas que, sumada a esos riesgos que suele tomar el equipo bético, han permitido a los rivales hacer bastante daño, especialmente a la contra. A domicilio no ha habido que llevar siempre la iniciativa y probablemente ese sea un factor que explique el mejor rendimiento lejos del Benito Villamarín.

con balón

Acumula muchos futbolistas ofensivos el Betis y eso le permite disfrutar de muchas ocasiones en cada encuentro. Tanto por la banda de Joaquín como por la izquierda se genera mucho peligro y la buena asociación de futbolistas igualmente permite buscar ataques por dentro. Rapidez y calidad en los hombres de arriba permiten al Betis ser un equipo a respetar tanto en los ataques estáticos como a la contra.

lo mejor

Los puntales que no fallan jornada tras jornada y que coinciden con puestos específicos del terreno de juego: Adán en la portería, N'Diaye en la zona de creación, Joaquín por la banda y el olfato goleador a prueba de envejecimiento de Rubén Castro.

lo peor

Le está pasando al Betis como al Málaga, que las bajas están apareciendo continuamente y no están permitiendo tener continuidad. También se puede considerar decepcionante el rendimiento de Rafael Van der Vaart, que vino para dar un salto de calidad pero por ahora, entre las lesiones y su poca producción lo tienen en un segundo plano.