Una 'fidelidad' histórica

Javier Aguirre dirige al Atlético por tercera temporada consecutiva y cada jornada es un examen para él · El equipo no practica buen fútbol, pero tiene una gran pegada

Messi celebra un gol ante el Atlético, cuyos jugadores protestan a Iturralde González la jugada, el pasado 4 de octubre.
C. P. / Málaga

25 de enero 2009 - 05:02

Tres temporadas al frente del Atlético de Madrid no es algo de lo que puedan presumir muchos técnicos en esta era moderna. Javier Aguirre las está acumulando, aunque cada jornada que pasa es como un examen para él, siempre esperando a que la directiva rojiblanca le ratifique de nuevo. Dicen que los jugadores no están con el mexicano. Por su juego da la impresión de que así es, pero públicamente lo rebaten.

Todo esto no es más que el vivo reflejo de una entidad, muy fiel a su sobrenombre del Pupas. Y esta temporada no iba a ser menos: tras un inicio de Liga espectacular, los atléticos, como acostumbran, se las prometían muy felices. Ahora, con un único punto en este 2009, el equipo está atascado en la sexta posición y se habla más de la continuidad del técnico que de las excelencias y los defectos de una plantilla descompensada.

ataque

Su punto más fuerte. Se dice que con Maxi, Simao, Forlán y Agüero el conjunto rojiblanco tiene un cuadrado de auténtico lujo. A ellos también se les une Sinama Pongolle, quien hoy suple al capitán, que todavía no está a tope tras su lesión. Entre los cinco suman 36 goles (12 el uruguayo, 9 el Kun, 6 Maxi, 5 el francés y 4 el luso), cinco más que todo el Málaga. Forman un compendio de pegada, movilidad, saber leer el juego y buen trato de balón.

DEFENSA

Su gran lunar. Sólo Sporting (39), Numancia y Mallorca (ambos con 37) han encajado más goles que los colchoneros (30). Si en un principio se las prometían muy felices con la pareja de centrales formada por Heitinga y Ujfalusi, el paso de la temporada ha demostrado que no son tan productivos como necesitara el equipo. Los inocentes penaltis que cometen o la falta de conjunción de la línea de zagueros en general les hace sufrir mucho.

CON BALÓN

La gran pega es la construcción del juego, que casi no existe. El Atlético evita con demasiada frecuencia el paso por el centro del campo para buscar con un juego muy directo a sus referentes. Maniche no encuentra regularidad, Assunçao no está capacitado para dirigir el juego del equipo y Raúl García, que es el que más criterio suele mostrar, entra de una forma muy discontinua.

SIN BALÓN

El esquema del equipo sobre el terreno de juego suele distar de lo que seguro se les diga que hagan en el vestuario. Es un equipo un tanto anárquico en la presión que se mueve a impulsos.

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