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Mucho que ganar

  • Síntoma El Málaga visita el Santiago Bernabéu envuelto en su racha más positiva de resultados de la temporada y con la posibilidad de salir de la zona de descenso seis jornadas después

Las visitas a los campos históricos del campeonato se presentan en no pocas ocasiones con la venda puesta antes de que se produzca la herida. Han sido ya demasiadas veces las que se ha escuchado el comentario de que con esos puntos no se cuentan desde el inicio de la temporada. La historia y sus números, mayoritariamente en contra, cierto es que lo favorecen. Sobremanera cuando es el Málaga el que visita el Santiago Bernabéu, el único feudo que no ha ganado de esta Liga en toda su historia. Se dice pronto, pues 29 han sido las visitas bajo sus dos denominaciones y el bagaje es de 23 derrotas y seis empates (hace casi diez años del último).

Este dato hay que aderezarlo con que los blancos han ganado todos los partidos disputados en casa en esta Liga. De ahí que se tienda al tremendismo prematuro por muy poco racional que resulte. Aquel que no se para a pensar que una de las muchas gracias que esconde el deporte consiste en las denominadas sorpresas. Si no que le pregunten a Mallorca, Levante, Almería, Osasuna y Deportivo. Todos ellos, rivales de un perfil similar a los blanquiazules y que, junto al Barcelona, son los únicos que han obtenido su botín ante los de Mourinho.

Por lo visto en los pocos días que han mediado entre la última jornada y esta, quizás estos miedos invadan más al entorno que al propio equipo. Al menos las declaraciones de Demichelis y Maresca, dos de los que han cogido sus galones en el vestuario, giraban así: "En el fútbol no hay equipos invencibles", decía el argentino. "Hay maneras para pararles", esgrimía el italiano, quien en su anterior etapa en España las ha comprobado. Ellos saben que el de hoy no es un partido cualquiera. Los focos, aparte de en Pellegrini, quien se presenta por vez primera en Chamartín tras realizar la mejor Liga en puntos en la historia del hoy su rival, les van a apuntar más de lo habitual.

Es humano pensar que al que pueden deslumbrar sea a Caballero por su condición de guardameta y la intensidad en cuanto a la ofensiva del rival. El reto, para el argentino, es de órdago: hacer ver a tantos ojos que el Málaga puede estar tranquilo con él bajo palos. Vamos, lo que lleva haciendo en los dos partidos que ya ha jugado. Enfrente, la ansiedad blanca. Encabezada por un Cristiano Ronaldo que no marca en Liga en los tres últimos encuentros (Espanyol, Levante y Deportivo). Con todo lo que implica… Y con su gran mal, el Barcelona, el que provoca las salidas de tono de su entrenador, que ayer se acostó a 10 puntos tras su victoria de ayer en Valencia.

Pero no siempre se cumple lo esperado. De hecho, hace dos temporadas, en el 4-3 en el que Iturralde González tuvo un protagonismo desmedido con el penalti pitado a Higuaín, Eliseu se dio a conocer con un gran partido al gran circo mediático patrio. Ése que sólo sabe ver en blanco o blaugrana e ignora a los demás y tanto mediatiza.

Si de inercias se habla, las de los dos equipos es igual en cuanto a la derrota. Hace cinco jornadas encajaron la última. Difieren en los otros dos signos posibles y en las sensaciones. El Madrid viene de pinchar ante el muro que le planteó el Deportivo. El Málaga de lograr una remontada esperanzadora en la primera de las finales que vive esta semana. Encima, más reforzada con la derrota del Sporting en Sevilla. Y con la esperanza de que si consigue ganar por dos goles de diferencia abandonaría los puestos de descenso seis jornadas más tarde.

Es por ello que, más que nada que perder, en esta ocasión el Málaga tiene mucho que ganar. En su situación, sumar es una necesidad. Ya habrá tiempo luego de pensar en el domingo, donde Osasuna visita La Rosaleda en lo que, como ante el Almería, es una final entre iguales.

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