La historia es de ellos

Por fin ha llegado el momento. Huele como en los días previos a los partidos de Champions, la gente anda alborotada, la opción de ver las semifinales de Copa del Rey tan cerca dispara la ilusión. Y tan sólo está a un gol. De meterlo, de no encajarlo. Habría supuesto un sueño imposible en verano hablar de ello, pero ahora quien más, quien menos no deja de encontrar elementos para el optimismo. Por qué no. Cuando un equipo modesto tiene a su mano un sueño tan grande, sólo caben dos opciones: alcanzarlo o morir en el intento. Cualquier opción es digna de orgullo.

El Athletic invoca una historia aterradora para vestirse del gran Rey de Copas y cabalgar al ritmo del sonido gutural de un San Mamés engalanado. Pero este no es el equipo de Zarra, Sarabia o Gainza, es una de las versiones más disminuidas que se le recuerdan en décadas. Incapaz de meterle mano al Málaga en tres partidos, sumido en un mar de dudas y sabedor de que el choque de esta noche es un doble o nada ante una afición cuya impaciencia está guardando bajo la alfombra como polvo acumulado. El de las grandes historias o el que tiembla como un flan, cualquier Athletic cabe esperar.

En el Málaga es la conciencia de hacer algo grande la que guía al equipo. Una fuente de alimentación que puede suponer la energía perfecta para salir victorioso. La posibilidad de hacer historia es igual para todos: Javi Gracia dispone de la opción de firmar su primera gran muesca; los más jóvenes quieren seguir pisando fuerte y veteranos como Weligton, Duda o Javi Guerra sabe que un tren así no volverá a pasar. El Málaga, ojo, tampoco anda fino en 2015, pero el regreso de Camacho y Weligton ha traído algunas cataplasmas; incluso el de Sergio Sánchez, que no será titular pero estará irradiando fuerza desde el banquillo. El conjunto que ataca en estampida o el atascado de las últimas semanas, cualquier Málaga cabe esperar.

El factor sicológico abraza a los blanquiazules. No sólo están invictos esta temporada contra el Athletic, sino que el pasado domingo implantaron una pesadilla en bucle dentro de la cabeza de los vascos: el 1-1. Un resultado que les echaría de la Copa. Y no sólo eso, sino que el Málaga empató después de que el Athletic hiciera lo más difícil. El miedo a encajar puede pasar factura en la eliminatoria, así como la necesidad de exponer más porque dos de los tres resultados posibles benefician a tu adversario. Ambos entrenadores tirarán de sus mejores galas para buscar el objetivo, aunque Valverde se guarda sus cartas hasta el último momento ocultando la convocatoria. Javi Gracia dará la responsabilidad a los que metió en hielo en el último partido para hacer que su Málaga se parezca por fin al que ganaba y gustaba hace apenas un mes. En sus manos está la oportunidad de conseguir algo grande que se puede hacer más grande todavía. Por qué no.