La idea permanece (3-3)
Galatasaray - málaga cf
Buen partido del equipo de Schuster, que concedió el empate en el descuento. Anderson gusta cada día más y Duda sigue recuperando protagonismo Morales, tocado, no jugó ningún minuto.
El partido de ayer tenía un valor moral mucho más importante del que se imaginaba. Era la primera toma de contacto seria para el Málaga de Schuster. Después de todo lo vivido en estos dos últimos años bajo la dirección de Manuel Pellegrini, las salidas de jugadores claves y la marcha del técnico chileno habían generado numerosas dudas sobre el nuevo proyecto.
Algunas de ellas se disiparon ayer. El Galatasaray, otro de los cuartofinalistas de la Champions League, era una prueba seria. El Izmir Ataturk presentaba una entrada digna de partido europeo. El Málaga se ha ganado un cartel en el Viejo Continente y ayer lo defendió a la perfección.
Ordenado, con los desconciertos defensivos típicos de pretemporada y con la pólvora intacta. El Málaga plantó cara a un conjunto turco plagado de figuras. Sneijder y Drogba dejaron bien clara su condición de estrellas mundiales con dos tantos para enmarcar y uno más que le fue anulado al delantero marfileño. El holandés cerró un contragolpe sensacional de Dany con un disparo marca de la casa. Rosca y potencia para batir a un Willy Caballero que apenas tuvo tiempo de reaccionar. Antes del primer cuarto de hora ya mandaba el equipo de Fatih Terim en el marcador, y eso que el asistente había arreglado minutos antes un error de Sergio Sánchez que acabó en gol de Drogba.
El Málaga ni se inmutó. Seguía intentando hilvanar su fútbol por medio de Anderson y Portillo. Por sus botas pasaban las mejores ideas del ataque malaguista y de su conexión partió el tanto del empate malaguista. Toque sutil de Bobley para evitar al central y asistencia del paleño que no desaprovecha Santa Cruz. Aunque la alegría duró poco. Una nueva indecisión en la defensa regaló los segundos suficientes a Riera para sacar un centro magistral que Drogba convirtió en obra de arte. Cabezazo cruzado para evitar a Willy y volver a mandar en el marcador antes del descanso.
Las muecas de Schuster denostaban el enfado habitual de pretemporada. Quedan cosas por corregir, pese a la buena imagen global del equipo. Supo jugar con balón y sin él. La banda derecha volvió a ser el puntal habitual pese a la ausencia de Joaquín. A falta del 7, Portillo y Duda se turnaron para acompañar a un Jesús Gámez que recupera poco a poco sensaciones.
Como el portugués, que parece haber vuelto dos temporadas atrás. Schuster está confiando en él, y ayer disputó los 90 minutos a un gran nivel. En momentos de necesidad, el luso siempre apareció y este año parece que contará con el rol que había perdido bajo el mando de Pellegrini.
La segunda mitad sirvió para oxigenar. Salvo la defensa, claramente falta de efectivos, el resto de parcelas encontró a un sustituto que mantuvo el nivel del equipo sobre el campo. Nadie se arrugaba ante la calidad del rival. Pero antes de los cambios, Anderson dejó un último detalle sobre el campo. Arrancó la jugada desde la izquierda en campo propio y acabó rematando un centro medido de Gámez. Sorprendió desde atrás y batió a Iscan. Es el primer tanto del marfileño como malaguista, pero no será el último. Su margen de progresión es tan prometedor que ilusiona al menos optimista.
El empate dejó paso a Recio, Fabrice y Samu. Este último cambió el partido. Desmarque de libro para sacar un penalti y la consecuente roja a Dany, que evitó el gol del canterano derribándolo cuando se disponía a remachar. Duda recogió el guante y no perdonó desde los once metros. Con más o menos años, la clase de su zurda no envejece.
Con uno más sobre el campo, el Málaga supo contemporizar y hasta dispuso de alguna ocasión para rematar a un Galatasaray entregado a la suerte del balón parado. Ese mal congénito que mató al Málaga en Dortmund y que tanto lastró a Pellegrini. En el descuento, y en posible fuera de juego, Kazim Kazim empató el encuentro. Un minuto antes Antunes había tenido la sentencia. El empate deja buen sabor de boca, pero también nuevas anotaciones en la libreta de un Schuster que ya es consciente del potencial que maneja. La mejor conclusión, que poco parece haber cambiado en este Málaga.
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